Infamia

Infamia es fingir indiferencia, cuando el motivo de la ausencia es cobardía. ¿Qué has perdido la paciencia? ¿Qué siempre fuiste así? La verdad no lo creo, más bien, diría que el silencio es evidencia del dolor que te causa el sinsabor de no lograr lo que querías.

Infamia es el gasto de la vital energía, al sonreírle a la nada, mostrando ante todo un carácter de fortaleza, tan rígida y tan fría, como una lápida que pudo soportar las inclemencias del tiempo, pero no la soledad, a la que te condenó el olvido de aquellos que te amaron, y no te visitaron cuando más lo deseabas porque del amor huías.

Infamia es esconder tus más nobles sentimientos, para que éstos no develen el amor que llevas dentro y que tanto cuidas, para no evidenciar que fuiste débil y mostrar el enojo que te causó la partida, de aquello que pensaste era tuyo y no te correspondía.

Infamia es darse por vencido, antes de luchar por aquello que anhelaste, pensando que no merecías la victoria, y te hizo claudicar en el primer combate, dejando escapar de tu vida risas y alegrías, y decidiste cambiar por tristezas y amarguras.

Infamia es no sonreír, por temor a que se marquen las arrugas en tu cara, pretendiendo con ello conservar la belleza y la frescura, que pensaste que en la vida siempre te acompañarían.

Infamia es dejar de quererte y dejar de pensar en el hoy y en el aquí, reprimiendo la dulzura de saberte amado y amar como como Dios siempre lo quiso para ti.

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