De pintor a poeta.

Mira al niño que temprano emprende la marcha,

lo espera a lo lejos la hermana y verde montaña,

y dejando la huella de su conciencia sin mancha,

en la tierra que sus pies besaran por la mañana.

Pisando va la hierba y su aroma sin pedir revancha,

cantando al viento la canción que su vista empaña,

mientras camina por la vereda que se ensancha,

contemplando la red que teje la artesana araña.

Mira al joven que con su carrera provocó avalancha,

queriendo ver la hermosa flor que en el río se baña,

convertida ya en mujer, que con la mirada engancha,

al frágil corazón del hombre para llevarlo a su cabaña.

Y mira la figura única que en el paisaje se desmancha

cuando el pintor del lienzo llora, porque la extraña,

mira que en la montaña lo que se une se desgancha

hasta la hermosa naturaleza se duele cuando se daña.

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