Igual lloraría

¿Y sin tan sólo te dijera hasta luego? Igual lloraría, porque la distancia suele ser despiadada y fría, porque las palabras afectivas se pierden en el espacio de la nada, por eso, igual lloraría.

¿Y si te dijera adiós? Igual lloraría, porque perdería una parte del corazón, aquella donde sembré la semilla del árbol donde florece el amor, el mismo que le da sustento y razón a mi sentir y a mi ser, por eso, igual lloraría.

¿Y si te dijera que me da igual? Igual lloraría, porque la indiferencia pone en evidencia, o un sentimiento de frustración, o la incapacidad de un corazón para amar, por eso, igual lloraría.

¿Y si te dijera que miento? Igual lloraría, porque no tener el valor para reconocer el dolor que te causa la ausencia, es un signo inequívoco de cobardía, por eso, igual lloraría.

¿Y si no hubiera existido? Igual lloraría, porque cuando la espera se convierte en emoción, el espíritu que sabía que un día llegarías, al no perder la esperanza, haría sufrir de ansiedad al corazón, por eso, igual lloraría.

¿Y si todo fuera un error del escritor? Igual lloraría, por fomentar la ilusión en el pensamiento de ocasión, y generar tal angustia y sin sabor, basándose en una fantasía, por eso, igual lloraría.

¿Y si todo fuera llorar? Igual lloraría, por haber perdido tanto tiempo queriendo cambiar a las personas que, haciendo uso de su libre albedrío, decidieron tomar un camino diferente al mío, por eso, igual lloraría.

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