Ni tentación pasional, ni arrebato emocional,

exhibe el alma angelical,

cuando el corazón descubre en unos ojos

la esencia pura y virginal,

de una rosa, ente espinos y entre abrojos.

Si amar fuera pecado mortal,

pecador soy, sin esfuerzos alevosos,

porque mi vivo espíritu, aunque otoñal,

ve en tus cálidos labios rojos,

la invitación a despertar mi vigor primaveral.

Y viendo en tu piel sensible los sonrojos,

por mi ardiente inspiración casual,

te digo sin remordimientos escabrosos,

que no es mi forma de amar tan inusual,

viniendo de sentimientos divinos maravillosos.

Seguir pensando que la edad es abismal,

que debemos esperar los tiempos tenebrosos,

para perdernos en la bruma por sentirnos mal,

busquemos la luz en los tiempos tempestuosos,

para encontrarnos con Dios en el reino celestial.

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