Por cielo, tierra y mar
Antes de que acabe el dÃa, correré con mis pies descalzos entre las espigas del dorado trigo que crece que, en el camino para alegrar la vida, cuando el ánimo caÃdo entristece lo vivido.
Antes de que el sol se oponga, buscaré la sombra del árbol que sembré de niño, para dejarme consentir en los brazos de la madre tierra, para sentir de nuevo el arrullo de la madre mÃa.
 Antes de secarse el rÃo, del tiempo que fue muy mÃo, y obsequié por todas partes a mi libre albedrÃo, mojaré mi reseca cara en el manantial donde se tomara el agua para bautizar mi alma por Jesús bendito.
Antes que me tumbe el fuerte viento de la tarde del ayer que no esperaba, me tumbaré yo solito en el tierno pasto bañado por el rocÃo de la perfumada madrugada, para fundirme con la naturaleza que mi Dios sembrara.
Antes que el azul cielo que maquilla la faz del universo, se pierda en el infinito de la nada, buscaré con afán la luz maravillosa de tu rostro, y si no te hallara, te buscaré en la estrella que mi guiñe el ojo en la noche más oscura, pues sin ti no soy nada.
Antes de perder la calma y me acoja el miedo, me cobijaré con tu sagrado manto, para calentar mi fe cuando esté temblando, cuando derrame el llanto por sentirme solo, cuando no lo estaba.
Antes de sentirme vencido por el tiempo, mi espÃritu renovado surgirá sin contratiempo, para tomar impulso con el nuevo aliento, al despertar a un nuevo dÃa, en una vida llena de gozo, al recibir como regalo el milagro maravilloso de contar siempre contigo.
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