LA PROMESA

Mi tiempo, tu tiempo, nuestro amado tiempo,

mi risa, tu risa, nuestra risa, con calma, sin prisa

mi amor, tu amor, nuestro amor y el firmamento

mi vida, tu vida, nuestra vida, divino complemento

Con un beso mi tiempo se unió, muy mío, muy tuyo,

mi risa se perdió en aquel callado y suave murmullo

de una voz que perdió su voluntad y su orgullo,

al pensar que tu amor de ayer ya no era suyo.

Tu tiempo se esparció como polvo de estrellas,

confundido te busqué entre las más grandes y bellas,

pero no te encontré la luz en ninguna de ellas,

y el amor del ayer se dividió como granos de arena.

Nuestro tiempo pasó a cumplir la triste condena

de los que mucho se amaron sin culpa y sin pena,

dedicando su esfuerzo a quien no puede cumplir la faena,

olvidando la promesa que el sacramento de amor nos ordena.

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