Los que vivimos enamorados de la vida, no tenemos que esforzarnos mucho para amar al prójimo, porque siendo la vida el don más preciado que Dios nos obsequió, por naturaleza, apreciamos toda su creación. Dios ama a sus hijos en la tierra, al hombre y a la mujer por igual y sin distingos, y nos ofreció dese el principio de los tiempos un paraíso tridimensional, el que consideró como un hábitat común para todos los seres vivos, el individual, que forma parte de nuestro ser, y por ende, está en nuestro interior; y el celestial, también conocido como universal, donde se mueve nuestro espíritu.
Hoy iniciaremos una nueva sección de nuestro enfoque, lo hemos llamado “Viernes para amar” Si bien es cierto que para amar no existe ni espacio, ni tiempo, la mayoría de nosotros, desde tiempos inmemoriales, hemos seleccionado el viernes como el momento del tiempo en el que nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro espíritu suele liberarse de las presiones que el entorno nos impone a través de la interacción de múltiples factores, la mayoría de ellos generadas por nosotros mismos, cuando en pos de mantener un supuesto equilibrio entre lo que somos y lo que desearíamos ser, en un espacio y tiempo que tenemos que compartir con los que logran emitir vibraciones positivas y los que generalmente vibran negativamente.
Viernes para amar, es una puerta de entrada, que pretende, literaria y poéticamente, regresarnos al paraíso original, al que dio inicio a nuestra vida en la Tierra y que se caracterizaba por la generación de amor como la única fuente existente para ser felices.
El objetivo principal, es el fomento de plena conciencia, para tener un conocimiento claro de lo que nos acontece, tomar las mejores decisiones y evitar con ello pensamientos negativos que nos condicionan para generar mal estar físico, mental y espiritual.
La vida misma se encarga de ofrecernos las oportunidades para valorar nuestro potencial de cambio para el bienestar, recordándonos que el principal motor para obtenerlo se encuentra en nosotros mismos.
Hoy es viernes, y te invito a que ames a tu todo, iniciando por amarte a ti mismo, para que te liberes de todo lo que mentalmente te hace daño; siendo el amor la mejor medicina para sanarte y para sanar a los demás.
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