En el último estudio que hizo la empresa Gabinete de Comunicación Estratégica, nuestra querida Victoria apareció como una de las 4 peores ciudades para vivir en el país, junto con Ecatepec (Estado de México), Tehuacán (Puebla), y Othón P. Blanco (Quintana Roo).
De acuerdo a la información que ofrece la empresa sobre este ejercicio, y a lo que dijo Liébano Sáenz, su Presidente, se tomaron en cuenta las 76 ciudades más pobladas de México, se realizaron entrevistas telefónicas a más de 30 mil mexicanos, para preguntarles sobre 1) satisfacción en su nivel de vida, 2) las actitudes y comportamientos de los miembros de su entorno, y 3) la opinión respecto a los servicios y funcionarios de su localidad.
Tal vez, estimado lector, ya haya leído o escuchado hablar de este ejercicio, pues se publicó a finales de 2019, y fue difundido incluso por algunos medios de comunicación locales.
Sin embargo, lo que aquí quiero destacar no es el vergonzoso lugar que tenemos al encontrarnos dentro de las cuatro peores ciudades para vivir, quiero referirme en particular a que, en el rubro “Percepción de gobernantes” fue Victoria el peor calificado, de las 76 ciudades con mayor población en el país. Es decir, de todos los mexicanos entrevistados, fuimos los victorenses quienes dimos la calificación más baja (12 puntos) a nuestros gobiernos. Dicho de otra manera: ¡El pulso social de los victorenses en relación a nuestros gobernantes locales es el de mayor repudio en todo México!
Victoria merece un buen gobierno. Uno que con honestidad, seriedad y profesionalismo sea capaz de sacar a Victoria de la vergüenza nacional en la que nos han metido en los últimos años alcaldes y alcaldesas foráneos e impuestos.