Basta con echar una ojeada a los diarios -electrónicos e impresos- para darnos cuenta de que algo está fallando y ocasionando una gran crisis de vialidad: los accidentes se han multiplicado a lo largo y ancho del estado, y lo mismo suceden con un automóvil grande que con una bicicleta.
Un sinnúmero de lesionados se ha registrado en los últimos días, desde Madero a Nuevo Laredo, lo que nos lleva a pensar que algo estamos haciendo mal, o no estamos observando las medidas básicas de vialidad instrumentadas por la autoridad.
Los compañeros que recogen las crónicas policiacas se dan vuelo con los accidentes que se han multiplicado en forma por demás preocupante: lesionados y daños por muchos, pero muchos miles de pesos se registran diariamente, lo que nos permite suponer que algo tenemos que hacer al respecto, como pedir a las autoridades municipales que incrementen sus medidas de prevención de siniestros, de forma que tengamos más conciencia para manejar o para conducirnos en la calle.
Algunas personas no son partícipes de que se hable de ello y procuran no tocar estos temas tan importantes.
Hay que entender que hace algunos años logramos bajar un poco el proceso de este tipo de accidentes, y los accidentes se fueron para ab ajo, pero hoy en día de nueva cuenta hay mucha gente que maneja sin ver, sin observar y sin poner la atención debida que tenga como objetivo principal el disminuir los factores de riesgo existentes cuando uno toma las llaves del automóvil.
Y en esta labor interviene la autoridad municipal de cada ínsula, es decir, cada municipio tendrá sus elementos para promover la cultura de manejar adecuadamente, de no propiciar accidentes y sobre todo, cuidar lo que es de todos.
Se nos ocurre que se hagan campañas de educación y formación vial, instauradas por los ayuntamientos diversos, y en los que participen, en primera instancia, la autoridad, como símbolo de confianza, y luego a todos los involucrados en el arte de la manejada que nos ha hecho perder miles de dólares,
Y para ello se requiere hacer una ley más enérgica, más fuerte, que de las opciones para mejorar y no evadir nuestra responsabilidad, tan especial, en seguimiento del reglamento de la Ley de Policía y buen gobierno, que sirve para que toda persona que toma un volante se concientice de los riesgos que implica, buenos y malos, y no haga esas diferencias tan especiales que muchas veces nos alejan de la operatividad adecuada.
Es tiempo de respetar las leyes. Es triste ver a un individuo que llega como alma que lleva el diablo a un semáforo, y porque no hay vehículos en otras arterias, emprende salvaje vuelo para ganar a todos,
No debemos dejar de pensar que las leyes las hicieron personas comunes y corriente, y es momento de reflexionar, pensando siempre en el bienestar de los demás.
Las leyes de tránsito no son difíciles de observar si ponemos atención; lo que sucede es que muchos de nosotros nos sentimos jueces divinos y hacemos movimientos un poco extraños, para reconfigurar y ensalzar nuestra autoridad por sobre la ley.
A las 5 de a mañana es difícil ver a alguien que se tope con buen partido de fútbol,
Las autoridades educativas deben poner su parte y motivar a los elementos de tránsito a ser cumplidos, y a fomentar la educación vial a través de la Secretaría de Educación Pública, la Secretaría de Salud y el gobierno de Tamaulipas que nos facilita el trabajo a todos.
No dejemos de participar, y si es posible, insistir con los directores de las escuelas, par que seamos más los que participemos y ayudemos. Es importantísimo conjurar que las pérdidas materiales y humanas que esto implica son grandes. Evitemos que nos afecten y cumplamos con un reglamento adecuado, y para ello, participemos en forma activa.

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