“La ambición está más descontenta de lo que no tiene, que satisfecha de lo que tiene..”.
Fénelon

En la mente del ex gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca, el objetivo central ya dejó de ser el recuperar el poder perdido, como piensan quienes lo exhiben públicamente.

Hoy –como pocas veces lo hizo durante su mandato– el panista actúa sólo por sentido común, sintetizado en una palabra: Supervivencia.

El ex mandatario tiene perfectamente claro que en el presunto objetivo de ser otra vez factor de mando, no tiene en el presente posibilidad alguna de revivir sus tiempos de efímera gloria.

Hoy, la lógica presente en Cabeza de Vaca parece haber dejado de ser seguir como protagonista central o actor principal en el ejercicio de la política. Hoy, esa lógica –si así se le puede llamar– en Francisco Javier se ubica, dicho sea sin ánimo de rebajarlo de género, en el de un animal. Peor aún, de un animal herido.

Sabe el también ex senador que en el momento que deje de buscar víctimas, que deje de lanzar dentelladas, que deje de lanzar zarpazos o en su caso cornadas, que deje de comportarse precisamente como un animal contra la pared, estará escribiendo su epitafio.

No sólo en el sentido figurado de la política, sino de su libertad. Por eso no deja de moverse, abiertamente o en forma encubierta, Ni lo hará.

A estas alturas, ya deberían saber o adivinar quienes enfrentan sus andanadas con otros nombres y acciones maquilladas, que no dejará de atacar, porque va en juego su extinción como figura pública, en donde una pregunta retrata semejante escenario:
¿Alguien podría o quisiera protegerlo si él deja de moverse?

Nadie. Nadie de sus antiguos compañeros de siglas, nadie de sus ex colegas en los congresos, nadie de sus viejos amigos que hoy lo ven como un estorbo –como es el caso de Humberto Prieto– moverá un dedo para ayudarlo. Está sólo.

¿Cómo es posible que Cabeza de Vaca haya perdurado tanto tiempo en la política estatal con tantos pasivos en su historial y con tantos esqueletos en el armario?

Bueno, la causa y a la vez el error de sus adversarios radica en el pasado. Sin ser la intención de esos enemigos, se lo permitieron.

Para ilustrar ese yerro, permítame narrar una vieja anécdota personal aplicada a ese caso, vivida hace décadas en el sexenio de Enrique Cárdenas González, durante una gira de trabajo compartida con el entonces gobernador jarocho, Agustín Acosta Lagunes.

Al terminar la agenda, en un restaurante de mariscos en Mata Redonda convivíamos con dos escoltas de Acosta, tras despedirse éstos de su jefe, quien había partido en helicóptero.

Al calor de la plática entraron en confianza y al preguntarles cuán riesgoso era su trabajo, uno de ellos dijo: –Si tienes cuidado no hay problema; pero si dejas un herido en el camino no lo dejes así y no te vayas, porque nunca sabes si te lo vas a volver a encontrar. Y el final fue tétrico pero demoledor: Regrésate y remátalo.

Viene al caso el pasaje porque políticamente en su momento le perdonaron la vida a Francisco Javier García. El entonces gobernador Eugenio Hernández Flores lo tuvo en la lona para alejarlo de las esferas del poder y por piedad, por exceso de confianza o por malos asesores, lo perdonó y dejó escapar. Caro pagaría ese desliz.

Hoy Cabeza de Vaca se encuentra en un trance similar. Debilitado en el inicio de la 4T con Löpez Obrador y arrinconado en el actual gobierno federal, con todo ese poder siguen dejándolo hacer. No parece haber decisión ni voluntad para convertirlo en humo dentro de la vida pública de la Entidad. En los hechos le siguen permitiendo actuar, dándole como respuesta sólo manejos mediáticos que en poco o nada le hacen tropezar. ¿Seguirán así?
Es necesario aprender la lección. O un día, como Geño, pagarán el costo de ese error…

X: @LABERINTOS_HOY