_¡Hey familia! …vengan, tomémonos de la mano.
_¿Para qué?
_Para caminar juntos, para seguir unidos, para darle gracias a Dios por estar vivos y por las múltiples oportunidades que nos da para ser mejores seres humanos. Esto aún no termina, apenas empieza.
_Admiro tu optimismo, pero nada habrá de cambiar, todo seguirá siendo igual.
_A mí me entristece tu pesimismo, siendo una persona tan afortunada, ¿cómo puedes tener esos pensamientos a tan corta edad? A ver, dime ¿tienes padres?
-Sí que los tengo, pero…
-¡Ah! ¿le vas a poner un pero al hecho de tener la fortuna de tenerlos? Ya sé lo que estás pensando, tus padres no son como tú los querías.
_Me has adivinado el pensamiento, sí, le pongo un pero al hecho de tener unos padres que no me tomaron en cuenta cuando tomaron decisiones que involucraban mi presente y mi futuro.
_Bueno, y si tomaron alguna decisión que te perjudicaría ¿acaso eso ha mermado el amor que te tienen?
_No me he puesto a pensar en ello, pero, tal vez el hecho de que sigan tomando decisiones que me afectan sin tomarme en cuenta, podría considerarlo una falta de amor.
_Sin duda te falta madurez, no se te puede exigir más en esta etapa de tu desarrollo, por eso tu pensamiento es un tanto egoísta; tus padres también tuvieron problemas en su infancia, de ahí que su personalidad tenga integrados rasgos que les exigen seguir luchando por sentirse feliz.
-Sí, pero ellos ya están grandecitos, y deberían pensar mejor lo que hacen.
-Tienes razón, ya son adultos, pero también les ha faltado madurar en el campo de la espiritualidad, por eso no se resignan a renunciar a sí mismos y se aferren a la búsqueda de satisfactores personales que gratifiquen su existencia; pero insisto en que eres muy afortunado, tienes un techo donde vivir, una cama donde dormir, una mesa para tomar tus alimentos y está tu madre, quien los elabora con tanto esmero para darte gusto; tienes ropa para vestir y zapatos para caminar; incluso, tienes salud y practicas deporte, tienes hermanos, tienes abuelos, tienes amigos.
-Bueno está bien, ya no sigas, me has convencido, realmente soy muy afortunado por tener vida y tantas cosas que me facilitan la existencia, pero no me juzgues tan duramente por tener mal carácter, por ser egoísta, por ser ingrato y mal agradecido, piensa que tengo también razón de tener todos estos defectos y una personalidad muy voluble; cuando las cosas están a mi favor, no tengo problemas con nadie, pero cuando las situaciones no me son favorables, tengo que aferrarme a lo más oscuro de mis emociones para lograr obtener lo que quiero, lo hago porque creo que me lo deben y de alguna manera calma la ansiedad que me causa el sentimiento de saber que me pudo haber ido mejor en la vida.
-Qué bueno que lo reconozcas, eso habla muy bien de ti y de tu capacidad para buscar ser mejor persona, tienes un potencial enorme para ser feliz, aprovecha el momento para renunciar a todo el mal que ha tomado residencia en tu alma, deséchalo y cámbialo por amor, si das amor obtendrás mucho más cosas buenas de las que te has perdido por guardar resentimientos, ahora toma mi mano, porque yo tomaré la mano de mi Señor Jesucristo, para que él siga siendo quien guíe nuestra vida, porque él es el camino, la verdad y la vida.

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