Finalmente, se ha llegado el día, y este domingo habrá que acudir con la cita más importante cívicamente hablando: la elección que tenemos en puerta y que decidirá muchas cosas en el país y los estados.
Y veremos a través de todos los medios muchas estadísticas, aunque nosotros quisiéramos que se superaran las cifras de éstas, en el sentido de que difícilmente hemos llegado al 60 por ciento de votos del padrón electoral a la realidad.
Y no es privativo de México: en casi todo el mundo los porcentajes no rebasan el 70 por ciento, aunque hay uno o dos casos que sí lo han logrado.
Esto habla del compromiso ciudadano en el mundo, pero nos importa que México vote, que cada uno de nosotros tenga elementos para ir a emitir el sufragio por sus candidatos a los que desea otorgar su confianza, tanto para presidente, senadores, diputados federales y, en nuestro caso, alcaldes.
Lo que mayoritariamente esperamos los mexicanos es un proceso tranquilo y sin violencia, esa que ha surgido en redes sociales y que ha amenazado inclusive con tomar calles y más en caso de no tener resultados que ciertos grupos esperan. Somos de la idea de que el futuro de México debe resolverse con número de votos, con cantidad de votantes y nada más.
Y los que no obtengan esa mayoría que, indudablemente será para una causa, que sepan reconocer y se unan a la fiesta cívica.
Cuando pensamos en el PREP, suponemos que no habría razón mayor para inconformarse, toda vez que para que el dato se encuentre ahí es necesario presentar copia del acta que se firmó en cada casilla, y se supone que la firmaron los representantes de cada partido de acuerdo, luego entonces, no tendrían razón para impugnar el resultado, si sus representantes ya lo avalaron. Es una opinión meramente personal.
El caso es que en Tamaulipas conformamos un padrón electoral de 2 millones 628 mil 745 electores, con una cobertura del 99.88 por ciento. Distribuidos prácticamente igual en hombres y mujeres.
4,628 casillas se instalarán o tratarán de hacerlo, para que todos podamos emitir nuestros votos.
Recordar, es muy importante, que son cuatro boletas con color diferente, y hay que ubicarlas en las ánforas respectivas, poniendo mucha atención, luego de checar que nos anoten en la lista de votantes y nos pongan tinta indeleble.
Es una obligación, un derecho, una forma de hacernos valer, porque luego somos curiosos: nos quejamos de todo y todos, pero no participamos.
Ya dejamos atrás los comentarios a favor de tal o cual causa, y hoy, con la razón en nosotros mismos, hemos de acudir a emitir nuestro voto.
¿Quién ganará? El que tenga la mayor parte de votos, así es la democracia, y aunque sea por uno de diferencia, se le tendrá que reconocer su victoria, apoyarle para que México mejore, y andar para adelante en este carro del progreso que tenemos que empujar todos a la vez, y que debe llevar a México lejos, muy lejos, más de lo que está, porque merecemos una mayor nación, y es lo que queremos.
A todos aquellos que se ofendieron durante el proceso, denostando a todos sus amigos y conocidos, esperamos que hoy hayan llegado a una tranquila madurez, y que en un ambiente de respeto total para todos hagamos lo que tenemos que hacer, respetando el derecho de los demás de hacer exactamente lo mismo.
No tenemos por qué descalificar a alguien que piensa distinto a nosotros, aunque es válido pensar así, pero el respeto que debemos a los demás debe ser la premisa inicial y fundamental de todos nosotros.
Tiempo es de madurar electoralmente, y de participar. Si alguien de casa no quiere ir a votar, motívelo, dígale que necesitamos participar todos, porque es la única forma en que se puede respetar la voluntad popular.
Y es la hora, el día decisivo. Este domingo por la noche, el PREP nos dará las tendencias y ya sabremos a cuál gallo vamos a ver cantar.
Y cómo va a ser el boceto de país por los próximos seis años.
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