La semana pasada hablaba del ritmo que tiene la liturgia en la Iglesia Católica que se llama “Año Litúrgico” pues bien, este domingo inicia un nuevo Año Litúrgico con el primer domingo de Adviento, que significa “venida”, es decir, es un tiempo de preparación a la venida de Jesucristo, en la Encarnación y nacido de María Virgen que es la Navidad.

Y en este primer domingo de Adviento, el texto evangélico tomado de Marcos 13:33-37, invita a la reflexión de cómo nos preparamos para el encuentro con Jesucristo: “Velen y estén preparados porque no saben cuándo llegará el momento”.

El tiempo de Adviento de cada año es un tiempo para, por un lado prepararnos a la venida de Señor Jesús, y por otro lado reflexionar sobre su última venida para juzgar a todos los seres humanos.

La promesa está hecha, Jesús, en lo se puede llamar su discurso escatológico dice a sus discípulos; “Pasando el sufrimiento de aquellos días verán venir al Hijo del hombre entre nubes con gran poder y gloria (Mc. 13:24-26). ¿Cuándo? ¿A qué horas? Nadie sabe. Hay que saber esperar; y saber observar lo que pasa a nuestro alrededor: “Fíjense en el ejemplo de la higuera. Cuando sus ramas se ponen tiernas y brotan las hojas, saben que se acerca el verano. Pues lo mismo ustedes, cuando vean que suceden estas cosas, sepan que el Hijo del hombre ya está cerca, a las puertas” (Mc. 13:28-29).

No basta, sin embargo, observar con atención “los signos de los tiempos”, es necesario escuchar la Palabra para iluminar el presente y orientar los pasos.

“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” dice Jesús. Una invitación a confiar en su Palabra y a cimentarnos en ésta.

“Velen y estén preparados, porque no saben cuándo llegará el momento”, vuelve a insistir Jesús a sus discípulos. Y les pone el ejemplo del hombre que se va de viaje y encarga a los suyos cuidar la casa, trabajar, y sobre todo, estar pendientes y vigilantes para recibirlos a su regreso.

Es importante que cada uno se pregunte ¿cómo piensa celebrar la Navidad este año? Como padre de familia, hijo o hermano.
Que el buen Padre Dios les conceda a todos ustedes la paz y la alegría.