Ante la falta de resultados gubernamentales para contener la violencia, representantes de la iglesia católica tomaron la iniciativa de emprender diversos proyectos encaminados a proteger la seguridad de los sacerdotes y de la propia feligresía.

En Ciudad Victoria, en Tampico, en Nuevo Laredo, los obispos han convocado a sus colaboradores para hacer oración, manifestaciones, misas y otros eventos especiales, bajo la inspiración de propiciar el clima de paz y tranquilidad, que huyeron de Tamaulipas desde hace más de diez años.

Ahora, en Matamoros, el obispo de la diócesis, Eugenio Andrés Lira Rugarcía, llevó a los hechos el proyecto anunciado cuando ocurrió el asesinato en San Fernando de la activista social Miriam Elizabeth Rodríguez Martínez, abandonada a su suerte por el Gobierno del Estado.

El obispo convocó a expertos en el tema de seguridad, para que produzcan protocolos de aplicación en situaciones de riesgo, por parte de los miembros de la iglesia, pero también de las personas del sector. Con la modestia propia de su investidura religiosa, el señor Lira Rugarcía agrega que se trata de una información básica pero indispensable, para saber qué hacer y cómo comportarse en una situación de peligro. Los sacerdotes han conocido en la intimidad del confesionario, espeluznantes casos de agresiones que desarticulan a familias y destruyen matrimonios; los mismos eclesiásticos han sido víctimas de los violentos, pues no son pocos de ellos que están desaparecidos. Las estadísticas oficiales ubican a Tamaulipas como una entidad con una mayor incidencia delincuencial, especialmente en casos de secuestros, extorsiones, ejecuciones.

El Gobierno del Estado no ha introducido estrategias diferentes para participar en esta tarea que está a cargo del Gobierno Federal, pues se ha concretado a sacar de circulación a taxis piratas en Reynosa, recoger máquinas tragamonedas, cerrar cantinas y algunos yonques.

También hizo la detención momentánea de dos notarios públicos y todo esto lo ha boletinado como un ataque a las fuentes de financiamiento de los delincuentes, aunque no ha presentado ningún cargo formal contra nadie, por lavado de dinero o delitos que se le parezcan. De allí la importancia, de que la iglesia católica, organizaciones no gubernamentales, colectivos de búsqueda de personas desaparecidas, y otros segmentos de la sociedad, hagan su propia aportación en procura de respuestas, porque el gobierno, francamente, no puede.

En Reynosa, dirigentes de la industria restaurantera se agregaron al coro de dolientes por las bajas ventas, revelando que son muchos los negocios del ramo que recortaron personal y otros, que cerraron definitivamente, como el tradicional restaurante de cabrito El Pastor. En otros temas, finalmente consiguió el señor William Knight Bonifacio romper el veto que le impedía ser delegado de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes en Tamaulipas, y en los siguientes días tomará posesión del cargo. Se trata de un funcionario con muy mala fama, pues cuando estuvo en Veracruz, con el mismo cargo, incurrió en presuntas irregularidades publicadas en la revista Proceso, por la cuantía del supuesto quebranto patrimonial.

Tuvo nexos con el Gobernador jarocho Javier Duarte, hoy detenido en el extranjero y sujeto a extradición a México, por delitos por un monto superior a diez mil millones de pesos. Don William es además, suegro de Roberto Gil Zuarth, el jefe político de Francisco García Cabeza de Vaca, y padre del Subsecretario tamaulipeco de transporte.

No preguntemos entonces de dónde le viene el obsequio. Edgar Melhem Salinas, coordinador de la bancada tamaulipeca en la Cámara de Diputados, y Óscar Luebbert Gutiérrez, aspirante a la presidencia del PRI estatal, fueron de los primeros en pronunciarse públicamente contra el nombramiento.

Seguramente no se pusieron de acuerdo, pero señalan que Knight tiene fama de corrupto, aunque ellos lo dicen con elegancia. Edgar alude a su oscuro desempeño y también tiene razón cuando asegura que hay tamaulipecos con más méritos. Otros delegados están en la cuerda floja, éstos sí, a petición de Cabeza de Vaca, como el señor de nombre impronunciable, cuyos amigos le llaman Rabin. Por cierto, el delegado de SCT en San Luis Potosí, nuestro amigo César García Coronado, sigue metiendo goles, desde allá, en el Cabildo de Ciudad Victoria.

En Matamoros, el presidente municipal Jesús de la Garza Díaz del Guante, adelantó ante los periodistas una modificación que podrían hacerle a su proyecto de instalación de una policía de proximidad, dadas las demoras que está teniendo en instancias superiores.

Podría configurarse un cuerpo de vigilantes, desarmados, que hagan funciones preventivas y de desaliento de delitos del fuero común, con capacidad de comunicación con policías federales, a quienes avisarían de delitos en proceso, para que intervengan y contengan.

Chuchín comparte con los ciudadanos, la necesidad de contar con una protección en calles y barrios, contra primo-delincuentes, infractores ocasionales, vecinos ebrios, molestos o ruidosos, vagos, malvivientes y pandilleros, que no distraerían a las fuerzas federales en su combate contra delincuentes del fuero federal, realmente peligrosos. El presidente municipal de Matamoros está haciendo consultas, cruzando información, recabando opiniones, para tomar la mejor decisión, porque está convencido de que este problema social requiere de una solución que no admite más demoras.

En tanto que en Reynosa, el gobierno que encabeza la doctora Maki Ortiz Domínguez, hizo una celebración de El Día del Padre, pero a lo grande, pues siete grupos musicales rindieron un tributo a la música tropical, con sus interpretaciones de cumbias.

Cientos de padres, esposas e hijos, disfrutaron el extraordinario espectáculo montado en la plaza principal “Miguel Hidalgo”, y no se dieron punto de reposo al bailar al ritmo de grupos consagrados, como el de Rigo Tovar Ristari, Leo de la Mancha y cinco más. La doctora Ortiz Domínguez dispuso que el Instituto Reynosense para la Cultura y las Artes, echara la casa por la ventana en la fiesta en honor de los padres, y la alegría y el bullicio no cesaron de fluir.

En nuestra sección política de humorismo involuntario, tenemos dos versiones descabelladas, bromas de mal gusto. Una se refiere a que Francisco Chavira Martínez será candidato independiente a Presidente de la República. La otra es más zafia todavía, pues habla de que Egidio Torre Cantú será candidato a Senador de la República.

No aclara empero, si lo registrará el PRI, al que traicionó en 2016, o si será postulado por el PAN, con el que está más identificado.

Hay sobre este siniestro personaje, Torre, una historia perfilada en el espacio principal de El Mercurio de Tamaulipas en su edición de ayer, pues revela el desenlace de una demanda judicial presentada en su contra que permaneció oculta, donde la justicia pintada de azul lo declara inocente, absuelto, sin mácula, exonerado, limpio, puro. En nuestra siguiente colaboración presentaremos la información complementaria recabada.

El que también la está pasando mal y nadie le echa un salvavidas, es el señor Enrique Peña Nieto, con la revelación aparecida en el Nueva York Times de que el gobierno federal gasta una fortuna en un sistema de espionaje practicado contra periodistas y defensores de derechos humanos. Peña se dice inocente, pero las pruebas científicas y tecnológicas con contundentes debido a que se procesaron en Estados Unidos, por peritos de esa misma nacionalidad.

La misma denuncia periodística ocurrió en México hace dos años, en la columna de Raymundo Riva Palacio, con el mismo soporte y sustento, pero no ocurrió nada, ¿sabe el lector por qué? Porque la prensa mexicana está en la lona por la insensibilidad de políticos y funcionarios, que se atienen a las instituciones creadas por ellos para protegerse, con cinismo y descaro. Hablamos de la Secretaría de la Función Pública, Auditoría Superior, Contraloría y todas las otras entelequias que cumplen igual función.

Cerramos este espacio con un recuerdo cariñoso por el aniversario luctuoso de nuestro entra- ñable Jorge Rodríguez Treviño.

Cumplieron años el periodista riobravense Roberto Pérez Martínez y Rodolfo González Valera, hijo del médico y periodista, Rodolfo González Sanmiguel.