Te quiero asÃ, con esa inolvidable expresión de inocencia que ayer se dibujaba en tu hermoso rostro de adolescente, que te hacia ver tan segura de amarme, y que yo adivinaba al ver ese pequeño hoyuelo formado por la comunión de tus labios que esperaban a los mÃos para ser besados como siempre soñaste.
Te quiero asÃ, como cuando descubrà en tu fina piel de amanecer, que con el alba brillaba, y evidenciaba esa sensibilidad que no necesitaba ser tocada por mÃ, al aparecer ese color sonrojado en tus tersas mejillas, cuando llegaba a ellas la vibración de cada una de mis sentidas palabras, cuando de amor yo te hablaba.
Te quiero asÃ, sin importar que el tiempo se esfuerce en hacerle sentir a mis ojos cansados, que nada es igual, que todo ha cambiado, mientras yo le respondo, que me bastó una sola mirada, para grabar tu imagen sagrada en el corazón que ayer, como hoy, a tus pies siempre pongo.
Te quiero asÃ, cuando en forma callada piensas en mà y te peguntas por qué resistà la tentación de no ser como tú lo esperabas, por qué no desistà en mi tenaz empeño de tenerte junto a mÃ, cuando no podÃa materialmente ofrecerte casi nada.
Te quiero asÃ, Ãntegra y de sólidos valores, aunque castigues mis errores con verdades que no puedo rebatir y no puedo tan siquiera levantar la mirada, porque siento que está junto a ti la mirada de Dios que me hace arrepentir de cualquier mala intensión de herirte, aunque sólo sea al decir una sola palabra, para defender mi derecho de disentir.
Te quiero asÃ, como siempre has sido y como eres, sin importar lo que piense o lo que diga, sin importar que sangre o no cicatrice la herida, que me acompañará de por vida.
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Te quiero asÃ
Te quiero asÃ, con esa inolvidable expresión de inocencia que ayer se dibujaba en tu hermoso rostro de adolescente, que…
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