Dirigir un hospital en México es una tarea exigente, ingrata, difícil, complicada, entrampada, con dependencia en instancias ajenas al Sector al que ese hospital pertenezca, con reglas establecidas por empresa y sindicato que privilegian mucho al trabajador e impiden en demasía el servicio y la atención al paciente. El Director es el responsable de todo, pero con escaso poder sobre la estructura que está tras ese mundo de retos que significa “todo”. Aun así, ser Director es, al igual que desarrollar la práctica médica, la mejor labor de este mundo, así es el aprecio que tengo a ser médico, a ser Director o directivo.
En cada médico hay un Director. De su conducta se deriva la conducta de quienes le rodean al atender a los pacientes. El verdadero líder de un hospital es el médico; desde su postura, desde su trato, desde su interés por el paciente, desde su interés por aprender, su aprecio por resolver al paciente su problema de salud. Ese liderazgo se amplía al ser Director. Se llega con un liderazgo escaso, existe el enorme riesgo de que los resultados de su gestión no sean favorables. Se llega con un gran liderazgo, existe amplia posibilidad de que sortee con éxito los retos a que se somete al aceptar ser Director. “En la manera de entrar, estar de pie, observar, dirigirse a los compañeros y demás personas, se siente, o no, la presencia del Director. La diferencia radica en que en un consultorio se ayuda a una determinada cantidad de pacientes. Desde la Dirección, con la ayuda de todos los trabajadores, se ayuda a un mayor número de pacientes.
Hay un gran poder que reside en el Director de un hospital, ese poder es el deseo de que se realice la mejor atención posible de manera cotidiana. La estrategia y las acciones a las que se dedica el Director no constituyen poder, es perder poder para lidiar con múltiples factores al interior y al exterior de la organización para que se convierta en realidad ese poder del Director, lograr la mejor atención posible.
¿Se ha imaginado cuántos negocios y los diversos tipos de negocios que están en el interior de un Hospital? Y de todos estos negocios, y por supuesto de la atención médica, se exige al Director su conocimiento, que se interiorice, y se le hace responsable. Las salas de hospital son un hotel; hay mobiliario, equipo, ropa que debe ser atendida al igual que quienes permanecen ahí. Hay, lavandería, que mantiene la cobertura de ropa limpia. Hay, equipo de desinfección, que esteriliza instrumental y ropa. Hay, restaurante, que prepara alimentos para personal y pacientes. Hay, farmacia, para la entrega de medicamento. Hay varios almacenes; ropa, insumos para equipo médico, de material de curación; de expedientes clínicos, de insumos generales para mantener la instalación, etc. Hay un departamento que compra, otro que valida para que se pague. Hay un servicio de transporte, las ambulancias. Hay, un servicio de limpieza, súper necesario. Hay, equipo de reparación y de mantenimiento.
Como Director, en muchas ocasiones estuve en desacuerdo con la manera en que la Organización ejercía el presupuesto. Di los pasos necesarios para combatir esa manera de gastar hasta donde estuvo en mí hacerlo. Cuando aprecié que quien dirigía una Organización no conocía el esfuerzo que al interior de los hospitales se realiza de manera cotidiana, que ese titular aprecia más su posición y deja sin apoyo a un trabajador para proteger intereses económicos o políticos, he dejado de ser Director.
Los hospitales estatales han estado en crisis hace años. Saturados de pacientes, instalaciones obsoletas; equipo biomédico insuficiente, sin embargo fluía recurso que permitía atención, con tropiezos, con sesgos, pero nunca desabasto general. Se presenta una crisis en el abasto y la titular de la salud estatal no se acerca al personal para informar el estatus que se vive, por tanto no puede escuchar de los trabajadores opciones para sortear la crisis, por lo que se le rechaza, se le acusa, y le señala responsable de lo que ocurre, pues se ignora la gestión que realiza para resolver la crisis, y la Secretaria logra que se le señale, falta de liderazgo.
Ante el desabasto de insumos y el recorte de personal que sufre la Secretaría de Salud, interviene el Gobierno del Estado para concretar las acciones que permitan, primero, garantizar el abasto y hacerlo pronto, y segundo, encontrar la relación laboral para con los trabajadores que la atención estatal requiera.
Por salud estatal, Ojalá la Secretaria concrete esa labor, y muy en especial, sea capaz de acudir ante los líderes naturales, auténticos, interesados en la atención al paciente, que laboran en las unidades médicas estatales, que están a la espera de un liderazgo que forme un entorno de trabajo. Este es el reto fundamental de la Secretaria de Salud. Obtener liderazgo de quienes lo tienen, ganar fortaleza para lidiar con éxito con los factores que se involucran alrededor del sistema estatal de salud. Su responsabilidad es que estos factores fortalezcan la atención médica.