No, no es suficiente, por qué tendría que conformarme con justificaciones no sentidas y excusas no pedidas, porque las palabras son ahora mudas, porque siendo habladas, no se escuchan, no se sienten, no se entienden.

No, no busquemos pretextos del pasado que deberían estar enterrados en el olvido con los años, ni ocurrencias espontáneas de supuestos malentendidos, de anhelos estimados, pero no cumplidos, o deseos escondidos en la profundidad del inconsciente.

No, no te confundas, ilumina mejor tus dudas con la luz de la verdad irrefutable de la sabiduría, deja de deambular bajo la sombra del no existo, tú eres real, eres visible, te pueden tocar y sentir, te pueden amar por existir.

No, no dejes de sorprenderte y admirar la experiencia que adquiriste, porque con cada emoción que experimentó tu cuerpo material, se pudo consolidar la expresión original del ser humano en el que te convertiste, en la persona sin igual de hoy, que refleja la dualidad y fortaleza de la personalidad ante los que dudan de tu pertenencia universal.

No, no dejes de brillar, por más oscuridad que hayas encontrado en tu recorrido por el mundo, porque el reflejo de las sombras son la estructura de lo que con tanto afán construiste durante el largo caminar por la vida, incluso, la realidad de aquello que pensaste habías renunciado, porque en ti nunca creíste, pero que aún sigue vivo en tu naturaleza espiritual, porque nunca lo perdiste.

No, no vale la pena llorar o ponerse triste, libérate del peso de las culpas que no pediste, de la calamidad que recogiste, cuando sin necesidad las levantaste por curiosidad e hiciste tuyas; se libre y vive, porque la libertad es el espacio donde podrás desarrollar a satisfacción todo lo que en la vida te propusiste.

No, no digas que no puedes, no te niegues la oportunidad de ser feliz, de sentir que siempre es mejor vivir la realidad, que fingir que se vive, cuando tu cuerpo es acosado por los problemas indeseados y que ha limitado el crecimiento de tu espíritu divino, esperando trascender para llegar satisfecho con lo logrado a la otra vida que siempre mereciste.

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