La prevalencia de soledad no deseada es relevante y debe ser tomada en cuenta al elaborar y proponer políticas sociales y de salud dirigidas a mejorar la calidad de vida de las personas mayores. Los resultados del estudio “Soledad y aislamiento social en personas mayores de 65 años, revelan que la soledad y el aislamiento social afectan a más del 20% de este grupo poblacional.
Sus resultados trazan una radiografía de la soledad y el aislamiento social en las personas mayores, siendo el perfil más vulnerable mujeres mayores de 80 años, con nivel bajo de estudios y escasos recursos económicos, y que viven solas por obligación. La investigación analizó la situación socio-demográfica de 12 mil personas mayores de 65 años para estudiar su relación con la soledad y el aislamiento social.
Durante la presentación de los resultados, se resaltó la relevancia pues 45% de la población encuestada tiene ingresos mensuales inferiores a 12 mil pesos, destacando que 2,230 personas mayores recientemente se habían sentido solas, y que el estado de salud impedía salir a la calle a 2, 520.
Para entender la soledad de la persona mayor necesitamos saber cuáles son los factores que explican estos resultados. Los casos de soledad y aislamiento social se asocian a 6 factores: género, edad, estado civil, nivel de estudios, nivel de ingresos y tipo de convivencia, en concreto: Ser mujer. Tener más de 80 años. No tener pareja. Tener nivel bajo de estudios. Ingresos mensuales inferiores a 12 mil pesos. Vivir solo por obligación.
Los datos del INE revelan que el colectivo entre el que más se incrementa la soledad no deseada es el de las personas de 65 o más años que viven solas. El tipo de hogar que más ha crecido en el último año es en el que vive una sola persona, que aumentó 1,2% en el pasado año y es el 25% del total de hogares.
De las personas que viven solas, 2 millones, (41%) tiene 65 o más años. En comparación con 2015 (1,853.700), creció 4% el número de personas mayores solas.
La Fundación Amigos de los Mayores, ONG dedicada a paliar la soledad y el aislamiento de la persona mayor, considera necesario buscar fórmulas para gestionar mejor la soledad y prevenir sus consecuencias negativas. La soledad no deseada afecta la salud y la calidad de vida, es factor de riesgo para depresión, deterioro cognitivo y mortalidad. Es imprescindible poner a la persona mayor en el centro de la sociedad y de las políticas sociales presentes.
Se reivindica la necesidad de concientizar a la ciudadanía del problema de la soledad, poniendo en valor iniciativas como el voluntariado y los programas de acompañamiento a personas mayores con los que reforzar sus capacidades y autoestima. 60% de las personas mayores que viven solas expresa sentimientos de soledad y aislamiento.