Enfrentamos un enorme reto al abandonar la ética, no reaccionamos ante violencia y crimen; despojo y violaciones; asesinato y masacre, guerras que acaban con pueblos y desplazan a millones de personas provocando destrucción por el poderío militar sin control por el ciudadano. El ser humano está espiritualmente frío en el mundo. Latinoamérica es la región más violenta sin estar en guerra.
En México, todos los días se asesina 3 mujeres de manera cruel y otras 7 de manera intencional, en la mayoría de los casos, por disparo de arma de fuego o arma blanca. De forma cotidiana, son asesinados 4 niños y adolescentes, la mayoría en sus casas, lo que lleva a pensar que para nuestra civilización percibe un horizonte sin cosas mejores. La amenaza de la Guerra Mundial vive. Las consecuencias y costos que cobrará la locura no serán olvidadas. Es evidente que de la pandemia hemos aprendido poco para luchar por la vida y avanzamos y simpatizamos con formas de gobiernos capaces de construir la extinción.
Se haba de construir procesos de recuperación económica a pesar de que en 2019 veníamos a la baja producto de la decadencia de Oriente y Occidente. Oriente en el fanatismo de estados teológicos o el autoritarismo chino y países occidentalizados, perdidos en la radicalización enferma que genera atrocidad y maldad. En México se perdió la lógica de pensamiento y el conocimiento, en un sistema político que sigue en putrefacción. Millones que enfrentan hambre o que están próximos a enfrentarla, opacan los proyectos de López, sin estudios de viabilidad económica y técnica.
La cotidiana presencia de la maldad acecha como siempre. El mal se establece ante la institucionalización de formas sutiles y eficaces del control y el poder; porque se perpetúa la concentración de la riqueza y se deja a millones en la cruel indigencia. La mayoría somos irrelevantes para el conjunto del poder global; la mayoría somos prescindibles. Lo vemos ante la inflación global. Se continúa gastos en armas de todo tipo y sistemas de vigilancia y de control a costa de la pobreza de los pueblos.
Ejercer el mal es inseparable de los procesos económicos y del poder político y del que se ejerce en cada aspecto de la vida pública y privada. La administración pública en México es altamente corrupta, aliada del crimen organizado, al que deja actuar en el país de manera cruel y radical segando vidas y robando patrimonios. La cuestión es podremos cambiar y exigir gobiernos a favor del pueblo, no populistas o clasistas, a favor del conjunto de la sociedad o pronto estaremos sin retorno ante el abismo del hambre, la pobreza, daño climático y la posibilidad de la extinción de la vida como la conocemos