Guardar silencio debes, cuando se aproxima el ruido, guárdalo, sobre todo cuando estés más confundido, para que puedas escuchar el verdadero contenido que se oculta, como cuando no se pueden ver los dorados peces del agua revuelta, cuando la furia de la tormenta, no te deja percibir el canto preferido que te da esperanza y paz.

Mira cómo las nubes se besan con la cúspide de la montaña, anunciando la llegada de la fuerza que todo lo renueva, al caer generosamente el agua que la tierra ha pedido.

Guarda silencio, calla, y no digas más, sobre todo, cuando tu alma inquieta quiere recobrar la paz, después de que la vida te presenta cosas difíciles que enfrentar.

Escucha lo que el ruido no te puede aconsejar, escucha el mensaje de amor y paz que sólo podrás encontrar en aquel espacio de quietud indefinible que suele llegar cuando Dios te quiere hablar. Escucha y no te distraigas con el ruido que todo quiere distorsionar, que te aleja del propósito de ser hijo predilecto y consentido del Padre que te dio la vida y te quiere amar.

Guarda silencio, puedes estar despierto o dormido, igual el ruido intentará confundirte en el momento, para que no puedas escuchar lo que el Señor para ti ha decidido. No lo dejes pasar, mantén siempre la        luz del amor encendida, para que puedas ver en la oscuridad cuando otros no puedan mirar.

Del silencio y del ruido podrás aprender la sabiduría que habrá de allanar tu camino a la felicidad.

enfoque_sbc@hotmail.com