Sí, del dolor no quiero nada, ahora veo que cuando soy feliz, es porque estoy sano y no cuando soy presa del desgano, cuando mi pensamiento vaga.

Si, más risa necesito, y parar deseo esa prisa por vivir, que me tiene tan cansado, persiguiendo no sé qué, olvidando lo que es estar sano.

Sí, más quiero de aquello que me hace levantar la cabeza y erguir el cuello diciéndole al mundo que soy feliz cuando verdaderamente vivo.

Sí, decirle al mundo quiero, que antes de dejarse seducir por el miedo, piensen en la satisfacción de vivir sin tener que contar los días.

Sí, soñar es lo que más quiero, en el mañana que me espera para ser feliz, si me lo permito, cuando yo quiero.

Sí, caminar siempre sin ningún obstáculo que me detenga, ir hacia donde me lleve el deseo de maravillarme con lo todo lo bello que me ofrece la vida.

Sí, aún quiero asombrarme, al ver un jilguero trinando al cielo en la copa de un árbol, diciéndole a Dios que soy el pasajero de amor que espera mojarse en el aguacero.

Sí, quiero con el alma decirle al que quiera escucharme, que cuando se quiere se puede, y cuando se ama se estará por siempre enamorado.

Sí, tener de sobra inteligencia quiero, para no perder la paciencia con el necio que me ignora, porque no quiere encontrar en mí, al hermano que tanto espero.

Sí, en este calado silencio, en el que no me pudo vencer ni el cansancio, ni el sueño, porque a mi lado, a mi lado te encuentras Tú, mi Señor, mi Dios, motivo de que  viva este embeleso, de sentirme renovado porque he resucitado con Jesús a una nueva  vida.

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