Si me alejo de ti, no iré a ninguna parte; de tu vida no tomaré larga distancia, ni siquiera podría con el pensamiento alejarme tanto, que no pudiera en el silencio del quebranto de mí alma, escuchar tu amargo llanto, cuando pensando en mí te preguntes: ¿en dónde me encuentro? ¿Cuándo me perdí en el laberinto de la nada?
Si me alejo, aunque sea por un momento, estoy seguro que podré ver el reflejo de tu bello espíritu junto a mí, y entonces sabré que nunca me fui demasiado lejos, no tanto, como para no sentir que estoy junto a ti.
Si me alejo, te prometo y te juro, que antes de partir te diría en forma por demás callada hacia a dónde habré de ir, porque con ello quiero seguir siendo tuyo, y para ello, me puedas seguir a donde yo vaya, por eso me aseguraré de pisar fuerte y profundo, para que mis huellas puedas seguir y no pierdas el rumbo.
Si me alejo, no iré a ninguna parte, porque estar lejos de ti y no amarte sería un total disparate y además cometería perjurio por no cumplir con lo que aquel maravilloso día me comprometí.
Si me alejo, que no lo haré, como no lo hice en mi infancia, ayer, cuando no comprendía por qué te sentía lejos de mí y la fe me movió para encontrarte de nuevo, cuando la madurez llegara en forma temprana a mi vida y me bastara una sola mirada, para saber que jamás estuve perdido, porque tu amor fue la eterna llama encendida que habría de guiarme toda la vida.
Si me buscas, me encontrarás en cualquiera de las personas amadas que a tu vida llegaron y habrán de llegar.

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