Continuemos con la tristeza que se traduce en desanimo, hastío, soledad y llega a desembocar en llanto… Surge espontánea por un recuerdo, por un acontecimiento no previsto, y en ocasiones no identificable el ¿por qué? más ahí está inundándote el alma…
Gibrán Jalil expresa al respecto: “Cuándo la tristeza hunde a dos corazones ni la gloria de la felicidad será capaz de destruir esa unión. Las lágrimas son un fuego el amor haciéndolo nítido y hermoso por una eternidad”.
Y es que en el amor hay variedad de sensaciones, lo mismo que sentimientos.
¿Cuántos tipos de amores existen? El amor maternal, el más grande entre los amores, en el cual hay más sacrificio y desinterés. El amor paterno, el cual se identifica con orgullo, el padre feliz de los alcances y logro del hijo.
El amor hacia los de tu misma sangre. La estimación hacia las amistades fieles y sinceras.
Y volvemos hacia la tristeza que se hace presente hacia la injusticia.
Quien ama la naturaleza, quien se asombra ante la suprema obra del Supremo arquitecto.
Todas sus obras existentes en el mundo.
La pérdida de un ser querido de improviso de lo cual no te pues resignar… No existe frase o consuelo con la que puedes aceptar su partida.
Esa es la gran tristeza que nos inunda hasta el momento que exalemos el último suspiro.
Dice William Spears: “Las desdichas vienen a nuestra vida como exploradoras aislados si no como legiones… ¡Hay que tristeza!
Por hoy es todo.
Hasta la próxima. Carpe diem.