La deuda en Argentina es un severo problema. Tras siglos de historia, el nivel de endeudamiento es insostenible: Fondo Monetario Internacional (FMI) Argentina sigue en incapacidad de solventar grandes problemas económicos que atraviesa y sacuden al país en materia de deuda del que llevan años sin salir. El FMI inicia el rescate para reestructurar sus cuentas y su deuda.
La deuda es uno de los principales problemas que enfrentan los gobiernos que han liderado el país. La “herencia”, como se refieren los distintos gobiernos a la deuda cuando entran al poder, es el principal obstáculo a enfrentar, que limita la actuación gubernamental, dados los niveles de endeudamiento. En Argentina supera 300 mil millones de dólares, el país de América Latina con mayor endeudamiento, 98% del producto interior bruto (PIB)
En el siglo XIX, Argentina comenzó a gestar el principal mal al que se enfrenta su economía. En 1826, solicitó su primer préstamo, 1 millón de libras a una compañía británica. Los gobiernos que pasaban crecían la deuda que pasó del millón a 38 millones de libras en 1880, tras deudas a franceses y germanos. A comienzos del siglo XX, la deuda era 80 millones de libras. Tras el ingreso a el Fondo Monetario Internacional en 1950, los militares en el gobierno multiplicaron el nivel de la deuda por 18 veces, a mil millones de dólares.
Durante los años 60 y 70, volvió a vivir endeudamiento. En dos décadas, multiplicó su nivel de deuda por 40, la economía pasó de nivel de deuda “moderado”, a una deuda que a principios de los años 80 era 44 mil millones de dólares, que arrastró al país a un colapso económico durante 1989. Durante los 90s, con el colapso y la llegada peronista al poder, los niveles de deuda se incrementaron. La historia sin fin llevó al país a fin de contener la hiperinflación que vivía, a fijar la paridad de su divisa con el dólar y triplicar su nivel de deuda, situándolo en 150 mil millones de dólares. En años, triplicó su deuda, la cual le llevaría a nuevo colapso en 2002, conocido como “el gran default”. Una historia que se repite en un país de cultos.
Durante los treinta años como opositor, López confió en su guion y se apegó. Su persistencia y la valiosa ayuda de sus contrincantes le llevaron a la Presidencia. Llegar revelando malversaciones, traiciones, por los gobiernos anteriores que le dejaron un desastre, lo hacen sentir ganador y sigue con la misma estrategia. Es un médico que por fin accede a una terapia intensiva, para quejarse que el paciente ahora en sus manos está gravísimo, mal manejado, en pésima condición, situación que, de no ser del conocimiento de la familia, no habría exigido que se le llamase para aliviar ese estado crítico. Ser opositor no es igual que gobernar. López tuvo 3 oportunidades, un gobernante tiene una. Por eso, el guion de 3 décadas es ineficaz ahora, pero el arquetipo mental no le permite corregir la ruta y lograr objetivos.
La pacificación del país. Entre las razones por las que López ganó en 2018 está que ofreció terminar con el derramamiento de sangre, evidente en 2005 y llevó a Fox al programa México Seguro. El arquetipo de López le hizo proponer que la violencia se abate elevando el nivel de vida de los desfavorecidos y moralizando la vida pública. Ninguna de las medidas en 15 meses, ha funcionado. 2019, es el más sangriento de la historia reciente del país, con 36 mil homicidios.
Parte de la violencia, es la inercia que traía el crecimiento de la ola criminal, pero López fue elegido para dar resultados, para atender ese paciente en estado crítico, no para pasarla lamentándose, y a 15 meses de des administración, aun se escuda en ese hecho. Lo que como opositor fue virtud, como gobernante es debilidad. La violencia en México, empeora con él. La estrategia de dar becas a jóvenes de escasos recursos y evitar se afilien a la delincuencia, es triste y caro fracaso, tal vez porque las becas no son atractivas o porque como se lo reclamaron en Tabasco, no llegan.
El saldo de la deuda externa se elevó en 9 mil 519 millones de dólares en el segundo trimestre 2019 respecto el primero y suma 456 mil 251 millones de dólares (Banco de México) En este aspecto, López también falla a sus promesas y sus pronósticos. El asunto es que México está es la apuesta. La terquedad de López de seguir su guion y contrastarse con cualquier cosa que hagan sus rivales le está costando a México, Ojalá le costara sólo a su gobierno, así el país podría soportarlo seis años, pero no es así.