“Aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla”, es una de las frases populares más usadas para resaltar un error cometido por alguien, dos o más veces sobre el mismo tema, eso es justo lo que le podría pasar al PRI en Tamaulipas.
Y es que aunque aún no se ha hecho oficial, todo parece indicar que al igual que como lo hicieron en la elección para gobernador en el 2022 y el año pasado para la extraordinaria para el Senado, la dirigencia del tricolor en la entidad, ahora liderada por Mercedes del Carmen Guillén “Paloma”, le entregará las principales candidaturas al panismo tamaulipeco o más bien al cabecismo, pese al rechazo de la militancia priista, que sigue convencida que lo peor es ir en alianza.
Una de las más afectadas con esta decisión será la diputada local Alejandra Cárdenas, principal aspirante a la alcaldía de Victoria, posición que le cederán en bandeja de plata al grupo Reynosa para ungir al neopanista Óscar Almaraz como candidato de la alianza Fuerza y Corazón por México.
Si bien el panismo es la segunda fuerza política en la entidad, lo cual sería el pretexto para obtener las mejores candidaturas, es en la capital donde el blanquiazul vive el rechazo más intenso de los victorenses, que no olvidan cómo Xico González y Pilar Gómez dejaron destrozada la ciudad.
Lo peor con el visto bueno del ex gobernador, quien no hizo nada para evitarlo, por el contrario, el mismo gobierno cabecista se ensañó contra los victorenses, corriendo a cientos de burócratas estatales, contratando proveedores y otorgando obra pública a empresas de otras entidades, amenazando y persiguiendo judicialmente a adversarios políticos, entre otras cosas, que aún mantienen heridas abiertas.
Sumándole el repudió de muchos priistas, ciudadanos en general y hasta parte del sector empresarial contra Óscar Almaraz, al sentirse defraudados por haber traicionado al tricolor y a su padrino político el ex gobernador Eugenio Hernández Flores al enfundarse en la camiseta azul.
Lo peor para el PRI Tamaulipas no sería sólo perder la candidatura a la alcaldía de Victoria, sino que perder a los pocos cuadros importantes que le quedan, siendo Alejandra Cárdenas uno de ellos.
Y es que al parecer la forma en que le cerraron la puerta a la candidatura de la capital no fue la mejor, provocando no sólo su molestia, sino también su indignación sobre todo al no respetar las formas en la política y más cuando proviene de una familia de gran tradición política, como ser nieta de un ex gobernador, Enrique Cárdenas González y sobrina de uno de los últimos líderes priistas, Enrique Cárdenas del Avellano.
Esta situación haría repensar verdaderamente a Alejandra Cárdenas dejar al PRI, ya que desde hace algunas semanas recibió la invitación de otro instituto político para unirse a sus filas, la cual rechazó, pero que le prometían que aparecería en la boleta, tal vez porque ya veían venir que no la valoraría en el priismo.
La renuncia de la legisladora local sería sin duda un golpe muy duro para lo poco que queda del priismo en Tamaulipas, el abandono de una de las escasas figuras que aún tiene, una priista de tradición, que podía dar la cara pese a las adversidades, pero que perderían por no valorarla.
La confirmación de que no será ella, sino Almaraz el abanderado de la coalición del PRIAN ¿Abre la posibilidad real de que pueda dejar al partido? ¿La dirigencia de Paloma Guillén hará algo para cerrar la herida y retenerla? o simplemente ¿Dirá que es una más? Al fin y al cabo, como la misma dirigente dijo, ella ya tiene asegurada una diputación plurinominal en la próxima legislatura estatal. ¿Qué sucederá?