A los problemas de inseguridad, corrupción, impunidad y persistentes violaciones a derechos humanos, se añaden riesgos económicos al cierre del sexenio de Peña Nieto. La ola de violencia se expande en el país aun con ejecuciones masivas y la economía acumuló un semestre de desaceleración en 2017. Los tres niveles de gobierno, federal, estatal y municipal, están rebasados por la violencia, sin estrategia eficaz para frenarla a meses de terminar el sexenio, lo que afecta de manera negativa la vida nacional. El Estado Mexicano intenta minimizar en los medios de comunicación con distractores como detención de líderes del crimen organizado. En Tamaulipas cayeron García Ábrego; Osiel Cárdenas y sucesores; “el Lazca” y Zetas, etc. ¿La violencia disminuyó? Claro que no. El deterioro del país por inseguridad y corrupción preocupa sin vislumbrar mejora lo cual genera desconfianza para invertir.
Las señales de alerta sobre la situación económica brotan. El Producto Interno Bruto ha sido menor a 3%, con Peña Nieto, apoyado en los sectores Servicios, Primario y Secundario, por el valor producido. Para 2018, se prevé un PIB menor a 2% pues el gasto de los mexicanos continuará a la baja por los salarios malos y la inflación. Existe preocupación y escasa confianza de consumidores y empresas por la situación actual y futura de los hogares, negocios y economía. El consumo familiar cayó por la inflación y el gasolinazo que encareció todo producto de consumo; la familia compra menos, perdió poder de compra. La Banca aprovecha y ofrece créditos de la tarjeta de crédito, sin comisiones, a tasas de interés que parecen atractivas pero que son ruta al infierno y a la ruina de los hogares.
La Confederación de Cámaras Industriales señala que este siglo se caracteriza por destruir empleo remunerado al desaparecer un millón 830 mil empleos en el sector formal con ingresos por encima de 5 salarios mínimos y un crecimiento de la economía nacional de 2.2%. Las entidades federativas que logran sortear esta pobreza laboral cuentan con industria sólida, enfocada a los mercados interno y exportación a cambio se han creado 854 mil empleos de un salario mínimo; la política laboral es desaparecer el empleo bien pagado e incrementar empleo mal pagado. Por ello la preocupación por crear en Tamaulipas empleo bien pagado con industria de manufactura especializada y en energía limpia, para tener un paracaídas. La tragedia de Ciudad Victoria es depender de los gobiernos federal, estatal y municipal, y la UAT. Cero industrias, cero empleo privado bien pagado y si el Gobierno reduce salarios de burócratas se acabó el encanto local. El cierre del tercer piso del hospital General acotó la circulación de dinero en la ciudad pues un sector de la población no puede pagar una cesárea en el mercado privado; personal médico que labora en el hospital General se retirará por no poder atender su paciente privado. Ese dinero saldrá de Victoria. Somos pueblo que consume.
El Estado Mexicano mantiene bajos los salarios; atrae inversión extranjera que le beneficia y le permite comprar voluntades y ganar dinero ilícito en programas de apoyo social. En 2016 no se realizó o quedó sin acabar la mitad de las obras de infraestructura de combate a la pobreza. En 2017 los gobiernos obtuvieron 62 mil millones de pesos del Fondo de Aportaciones para Infraestructura Social. Los reportes estatales y municipales entregados a la Secretaría de Desarrollo Social, que coordina el Fondo, muestran que 50% de las obras no se concluyeron y se dejó sin ejercer 24 mil millones.
De perderse un cuaderno o lápiz; dejar una calle sin encalichar, no realizar un trabajo de cuantía menor, el Fiscal Anticorrupción se deja caer con su guardia imperial que está a recaudo del pueblo para evitar que se corrompa. A Tamaulipas no se le roba con impunidad, no que va, aunque las redes sociales señalen nuevos millonarios surgidos de COMAPA, enriquecimiento inexplicable que el Fiscal no desea investigar. Si la Justicia debe ser ciega; el Fiscal es ciego, sordo, sin GPS para ubicar ladrones. La justicia sigue imponiéndose al pobre, al político o funcionario en desgracia, nuevos chivos expiatorios. La Bandera en su Día mostró su desprecio a gobiernos y políticos. En elecciones 2018 no hay uno bueno por quien votar.