La próxima presidente de México asume desafíos desde su campaña que le harán llegar con enorme desgaste. Y no hay reposo, en cuanto sea presidente electo, los retos la acosarán y tendrá que recurrir a don Andrés por ayuda.
En cuanto se le exija dé a conocer el monto de las obras del expresidente, tren Maya, AIFA y refinería Dos Bocas tiene de 2 sopas, negarse o mentir. De resultados, excusar, mentira disfrazada o mentir. Y será su responsabilidad tener resultados, ni modo que diga, “es culpa de gobiernos anteriores”.
La refinería algún año tendrá que funcionar; difícil establecer cuando llegue al punto de equilibrio y deje de costar dinero. Al tren Maya, o se deja tirado o más dinero para mantenerlo en condiciones mínimas y no desaparezca del mapa útil. El AIFA no despegará a pesar de que se asfixie al aeropuerto de la Ciudad de México.
Se trata de dinero, seguridad energética y seguridad aeronáutica, pero con los militares metidos en asuntos civiles y en la calle; con una élite que se enriquece y un grupo de oficiales inteligentes y preparados que ven pasar el gran poder, no hay seguridad ni civil ni para el estado de derecho, problema que podría tronar a corto plazo; en cuanto se acote el bocado de la élite o en cuanto los hoy fuera del reparto lo exijan. Nada está seguro en México.
López en el derroche, ahora electoral, con déficit fiscal de 6% del Producto Interno Bruto y la deuda en 50% del PIB, bola de lodo que podría arrasar todo México, excepto que, en lugar de golpe de estado militar, se endiose a un humano y se le dé facultad total para ser emperador, el ansia real del presidente.
Pemex y CFE, pesada loza que arrastra el desajuste presupuestal. Las pensiones, contributiva y de bienestar social son un golpe financiero. 2025 de austeridad, a pobreza franciscana, a migajas, con otro reto, reducir el gasto público en un país castigado en educación, salud, carreteras, etc., por 6 años.
Mientras la necesidad de dinero público es la más alta de la historia, la disponibilidad es la mínima desde Zedillo y el error de diciembre, aunque el resto del sexenio México creció 6% anual. El super peso, aunque duela verlo caer, más doloroso será sentir la pérdida de libertades.
¿Por qué el presidente evita hablar de un futuro tranquilo y de desarrollo para los mexicanos? Aunque todo lo ve tranquilo, de su boca sale la amenaza de un golpe de estado técnico. Los que podrían darlo o no lo piensan o lo llevan en secrecía.