El sector patronal en todo el país, y no es la excepción Tamaulipas, vive momentos de asfixiamiento. Son tantas las desventajas a las que nos enfrentamos como patrones, que no se me ocurre otra palabra para describir tal sentir colectivo.
Conscientes de que algunos rubros de los siguientes no recaen en su competencia, o recaen subsidiariamente, anoto los porqués de lo que llamo asfixiamiento: un clima de seguridad que no alcanza a ser el óptimo, con todo lo que esto implica; un apenas naciente sistema jurídico de combate a la corrupción –pero que aún no da muestras de funcionamiento-; una política fiscal demasiado agresiva, que induce a las malas prácticas contables; y, el tema materia de este respetuoso exhorto, una excesiva, pero excesiva, regulación.
Como debe saber, sobre esto último, existe una iniciativa que apenas ingresará al Congreso de la Unión, tal vez –ojalá porque es urgente- en la modalidad de Iniciativa Preferente. Dicha Ley General pretende crear el Sistema Nacional de Mejora Regulatoria, que tenga a bien impulsar la eliminación sistemática de los trámites deliberadamente complejos y engorrosos.
Abonando a la estadística, aunque ya existía el dato que arrojaba la última evaluación del INEGI, en el sentido de que dejaron de operar el 22% de los establecimientos micro, pequeños y medianos del país derivado del exceso de regulación, por los trámites y más trámites que entorpecen el desarrollo empresarial: la Encuesta Nacional de Calidad Regulatoria e Impacto Gubernamental en las Empresas, presentada hace unos días por el propio INEGI, revela que más de la mitad de los dueños de negocios piensan que las regulaciones se han convertido en una barrera para su crecimiento.
De verdad, señor Gobernador, somos sensibles al gran esfuerzo que libra su gobierno en la lucha contra el crimen, y todos los desafíos que esa batalla trae consigo, desde la complejidad que representa encontrar una real coordinación con los otros niveles de gobierno que también son responsables constitucionales de garantizarnos la seguridad, hasta la parte humana, de soportar las bajas sensibles de activos que pierden la vida en el cumplimiento de su deber.
Como también, advertimos –y reconocemos- los esfuerzos que, desde el inicio de su administración se han venido realizando sin cesar, en materia de atracción de inversiones, como las iniciativas que en materia de combate a la corrupción envió al Congreso del Estado, oportunamente y respetando el marco constitucional en su contenido.
No obstante dichos esfuerzos, cuyos resultados tangibles además serán a mediano plazo, pues la naturaleza de dichos trabajos, que apoyamos, es de largo aliento, hoy, respetuosamente lo exhortamos:
A que sensible al asfixiamiento al que me referí en los primeros párrafos, en específico sobre el tema de exceso de regulación, se signe un Acuerdo de Desregulación 2×1, como se hizo en el gobierno federal, que implica que por cada norma local nueva que implique costos administrativos en perjuicio de las empresas, se eliminen dos que ya existían anteriormente.
Distraemos múltiples recursos económicos y humanos en atender temas de seguridad patrimonial, de contribución hacendaria, y de certeza jurídica, creemos que a través de un Acuerdo de Desregulación como el aludido, se podría empezar a enfrentar el exceso de regulación, y contribuir así con el sector patronal tamaulipeco: piedra angular del desarrollo del Estado.
De darse, podría establecerse en el Acuerdo la colaboración de Comisión Federal de Mejora Regulatoria para que se identifiquen –plena y objetivamente- las áreas de oportunidad en la materia.
Esto, claro, mientras se discute, aprueba y promulga el Sistema Nacional de Mejora Regulatoria.
Gracias por su atención, señor Gobernador.