Todo proyecto debe ser viable técnica, económica y políticamente para que sea realidad sostenible. De hacerse por política, los resultados son buenos deseos de resultado impredecible y que pueden llevar rápido y directo al infierno.
El presidente López busca reformar el esquema de pensiones y establecer que el aumento al salario mínimo nunca sea por menor a la inflación. “Hago el compromiso, me lo plantearon del sindicato de maestros y otros trabajadores, vamos a revisar la contrarreforma de Zedillo de las pensiones. Vamos a hacer una propuesta, porque es inhumano que un trabajador después de 30 años de laborar, ni siquiera recibe, porque así está esa reforma, su salario cuando estaba en activo, sino la mitad”.
Anunció reforma del 127 constitucional para poner un candado al aumento al salario mínimo, el cual pasó en su administración de $88 a $249. “Que se establezca que nunca va a aumentar el salario menos que la inflación, nunca más”.
Las declaraciones de Víctor Gómez, director de Datos del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), Carlos Ramírez, expresidente de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), y Rolando Silva, vicepresidente del Instituto Mexicano de Contadores Públicos (IMCP), señalan que es prácticamente imposible, que los trabajadores se pensionen con el 100% de sus ingresos. En el mejor de los casos en los países industrializados pudiera llegar al 70%.
Estos personajes son incapaces de clarificar la situación. La pensión en IMSS se fija de la retención al trabajador y al patrón y aportación del gobierno federal. Un buen salario augura mejor pensión. La aportación del trabajador se mantiene sin cambio, 1.125% de su salario, la patronal se eleva durante 2023-30 de 5.15 a 13.875% y la del Estado, 0.225%, no incrementa su monto, exento del compromiso. La mejora exige productividad por los trabajadores y los mejores procesos de toda empresa para hacer frente a este gasto sin incremento del precio de sus productos pues puede quebrar por falta de ventas para sostenerse.
De 2008-18, el presupuesto para pago de pensiones y jubilaciones se duplicó de $388 mil 660 millones a $793 mil 734 en 2018, el 2% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2008 y 3.5 de 2018. En este gasto no se incluyen los apoyos en efectivo al adulto mayor. En 2023 representa 4% del PIB, cifra similar al presupuesto de Salud.
Aunque el presidente López anunció incremento al salario mínimo y pensiones por misma cantidad que el salario, ninguna instancia del gobierno federal explica la mecánica para ello. Podríamos tener una nueva disposición por Diputados y Senadores con base a buenos deseos, a política social justa, pero no viable económicamente.