Cada vez que tenemos oportunidad de vernos, me observa detenidamente, su cara es en ese momento inexpresiva, le sonrío, y él se oculta tras el cuerpo de su madre; me muevo despacio, procurando no darle motivo para seguir rehuyendo de mi persona, hago gestos graciosos, tratando de hacerle sonreír, pero simula ser indiferente y se desplaza a veces gateando y otras caminando, ahora que aprendió a pararse en dos pies, él es Diego, mi nieto más pequeño, tiene 1 año 3 meses de edad, ha sido entre toda mi descendencia, el más huraño conmigo, en ocasiones lo cargo cuando se distrae y lo invito a dar un paseo, pero él apunta el dedo índice de su mano derecha hacia la figura de su madre o de su padre, y emitiendo sonidos, me da a entender que desea lo lleve a donde se siente más en confianza, donde encuentra y sabe que es seguro. Esta situación se repite frecuentemente, pero lejos de desanimarme, decidí no darme por vencido y cambié de estrategia, y por mucho que parezca ilógico o descabellado, un buen día, lo tomé en brazos y lo invité a pasear por la calle, nos alejamos un poco de la casa y él empezó a observar el entorno, señalando lo más llamativo, un árbol, una mascota, un ave, un auto en movimiento, y yo exageraba mi interés en todo aquello que me mostraba, de hecho, me acerqué a lo que se traducía también como de su interés, de pronto me sonrió cuando empecé un diálogo, lo miré fijamente a los ojos y le dije: Sé perfectamente que entiendes todo lo que está pasando y entiendes mi lenguaje, el niño puso una cara de extrañeza y me miró con mucha ternura, aproveché esa apertura y le dije lo siguiente: Sé que te has preguntado ¿Quién soy yo?, tus padres se esmeran en decirte que soy tu abuelo, pero esa palabra no te dice mucho, porque tu forma de percibir el mundo a esta edad es diferente, de ahí que utilices todos tus sentidos para identificar a las personas que se acercan a ti, una vez que tu mente entre en sintonía con la mía todo podrá verse más claro, tan claro como este maravilloso y mágico momento que estamos compartiendo, es la primera vez que estás venciendo tu miedo, pero, no te preocupes, el miedo es una emoción que nos permite ser precavidos y evita muchas sorpresas desagradables. Ya habrás notado que hay algo que nos une, algo muy profundo en tu ser y que te identifica conmigo, por eso no te soy del todo desconocido y por eso te atreves a sonreírme cuando mis vibraciones positivas llegan a tu ser, yo estoy en ti, y tu padre también está en ti, eres parte de una promesa que Dios le ha hecho a sus hijos en la tierra, eres continuidad, eres quien deberá mantener la luz encendida a través de tu descendencia, eres la verdad del camino que me conducirá a la vida eterna; cuando madure tu ser terrenal, tendremos la oportunidad de hablar el lenguaje de los hombres, pero recuerda que siempre podrás contar con el lenguaje universal del espíritu y a través de él nos habremos de comunicar eternamente.
Diego me sonrió de nuevo y me pidió lo llevara a los brazos de su madre, yo lo complací, así como mi Padre celestial me complace a mí, ahora sabes quién soy yo.
enfoque_sbc@hotmail.com