Lo que soy y el entorno que disfruto ha sido creado por Dios, yo disfruto el ser una de sus creaciones y lo agradezco todos los días. Lo anterior lo mencioné en una plática que sostuve con un grupo de dolientes por causas diversas, en los cuales denotaba un mucho de amargura, una mediana medida de frustración y un poco de desesperanza; me escuchaban con atención, más, en algunos podía ver que estaban inquietos, parecía que algo les ocasionaba ese estado de estrés, me pregunté si el motivo era yo, o  el mensaje que estaba dando, de ahí que los invité a expresar una opinión sobre el tema que abordábamos, entonces alguien titubeando comentó: Si usted es una creación de Dios, supongo que yo soy también una de sus obras. Tú lo has dicho le respondí, y él continuó diciendo: ¿Si los dos somos de la misma naturaleza, entonces por qué hay diferencias entre los dos? Entonces yo le pregunté: ¿Podrías decirme en qué somos diferentes? Bueno, para empezar, nuestro estado de salud es diferente, usted nos habla como si fuera una herramienta para componer nuestros desperfectos de salud, pero parece ignorar que, para empezar, nuestra situación económica es diferente. Yo diría que, más bien, que la percepción de esa diferencia que señalas, no evita el hecho de que igual enferme de lo mismo que tú, estoy de acuerdo contigo en que el factor económico, en ocasiones, puede hacer la diferencia, pero el haber sido creados de la misma naturaleza, también me hace vulnerable a los factores de riesgo que condicionan la enfermedad; tal vez me veas como una estructura más sólida, pero igual presento defectos, porque recuerda que perfecto solamente es Dios. No lo entiendo, dijo mi interlocutor, entonces ¿no hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios? Así lo describen las Escrituras, le respondí, más hay que entender su significado, eso es que “los seres humanos compartimos características con Dios, como la capacidad de pensar, sentir, crear y relacionarse” (Genesis 1:26). De hecho, continué diciéndoles a los asistentes, desde mi humilde punto de vista, las diferencias entre los hombres y mujeres no las dispuso Dios, éstas han sido producto de cómo la parte material del hombre percibe lo que le ocurre, de ahí, que en muchas ocasiones, esta percepción es errónea, porque se olvida de la parte espiritual que es la que más nos acerca a Dios, dicho de otra manera, nosotros percibimos al mundo, de acuerdo a cómo nos esté yendo en el mundo, si obráramos de acuerdo a la voluntad de nuestro Creador, seguramente nuestra percepción de lo que nos pasa, estaría más cerca del ideal del mundo que Dios nos ha obsequiado. Yo soy una herramienta del Señor, estoy aquí y ahora, para buscar la perfección que me merezca un lugar en su reino, y para ello, debo despojarme de las imperfecciones que he ido adquiriendo en mi crecimiento espiritual, al no saber cómo obrar o pensar de acuerdo al Evangelio de Cristo.

Entonces, el hombre dijo: Usted habla así, porque no es pobre como yo, seguramente no lo haría si estuviera en la pobreza que en que me encuentro. Estimado amigo, en verdad te digo que ninguna creatura creada por Dios es pobre, pobre es aquél que sólo encuentra en la riqueza en lo bienes materiales, la oportunidad de vivir mejor, yo te invito a que en adelante, cuides más el hecho de procurar los bienes del cielo, porque ahí es donde te espera el camino, la verdad y la vida.

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