La semana pasada en la camara baja de Estados Unidos se aprobó de manera casi unánime un proyecto de ley que busca prohibir la red social Tik Tok debido a la vinculación de la aplicación con China. Llama la atención que en el país de la libertad se busque prohibir la libertad de expresión de sus ciudadanos si el gobierno no puede controlar la propaganda que se auspicia en medios o redes que no controla; llama la atención que el modelo de país al que se debe de aspirar por que si no te invaden estén disfrado de políticas represivas que busquen tener control de la narrativa de lo que sucede para manipular a la sociedad. Por lo que debemos de preguntarnos ¿Qué es libertad?, ¿La libertad es para todos lo mismo?
La libertad, es un concepto tan amplio y abstracto, que ha sido debatido, definido y redefinido a lo largo de los siglos por filósofos, políticos y pensadores de diversas épocas y culturas. Sin embargo, lo que queda claro es que la libertad no es un concepto estático, sino más bien dinámico y subjetivo, variando significativamente entre diferentes individuos, grupos sociales e incluso entre culturas.
Desde la antigua Grecia hasta nuestros días, la libertad ha sido explorada y reinterpretada por una multitud de mentes brillantes. Aristóteles, por ejemplo, la consideraba como la capacidad de vivir según las leyes propias de la naturaleza y la razón. Para Platón, la libertad estaba estrechamente ligada a la justicia y al bien común de la sociedad.
En la modernidad, filósofos como John Locke y Jean-Jacques Rousseau desarrollaron teorías políticas fundamentadas en la idea de la libertad individual y los derechos naturales. Locke, postuló que la libertad consiste en la autonomía y el derecho a la propiedad privada. Por otro lado, Rousseau, en su influyente obra “El contrato social”, enfatizó la importancia de la libertad como participación igualitaria en la toma de decisiones políticas.
Sin embargo, a medida que exploramos las diferentes concepciones de la libertad, surge una importante distinción: la perspectiva de la raza dominante versus la visión de la clase no dominante. Históricamente, la libertad ha sido definida y aplicada de manera diferente según la posición social y el poder político de los individuos.
Para la raza dominante, la libertad ha sido a menudo sinónimo de privilegio y dominación. Durante épocas de esclavitud y colonialismo, la libertad se entendía como el derecho de poseer y controlar a otros seres humanos. Este concepto distorsionado de la libertad perpetuaba la opresión y la injusticia hacia aquellos considerados inferiores o diferentes.
Por otro lado, la clase no dominante ha luchado históricamente por una visión diferente de la libertad: una que involucre la emancipación de la opresión y la realización plena de los derechos humanos fundamentales. Para aquellos que han sido marginados y oprimidos, la libertad significa la capacidad de vivir una vida digna, sin temor a la discriminación o la violencia, y con acceso equitativo a oportunidades y recursos.
En la era contemporánea, la lucha por la libertad continúa en múltiples frentes: desde la lucha por los derechos civiles y la igualdad de género hasta la defensa de los derechos de los pueblos indígenas y la protección del medio ambiente. La diversidad de perspectivas sobre la libertad refleja la complejidad de la condición humana y la necesidad de un enfoque inclusivo y solidario para construir sociedades verdaderamente libres y justas.
La libertad no puede reducirse a una única definición o interpretación. Es un concepto multifacético que evoluciona con el tiempo y se moldea por las experiencias y luchas de aquellos que buscan alcanzarla. Reconocer y respetar esta diversidad de visiones es fundamental para construir un mundo donde todos puedan disfrutar de la libertad en su forma más auténtica y significativa.