Por más fotos y convenios en el que aparezcan el Gobierno del Estado y la autoridad electoral local juntos, tratando de transmitir tranquilidad a la población y a los actores políticos, lo cierto es que en Tamaulipas se respira un ambiente de tensión y hostilidad política.

Simplemente, basta con observar cómo actúan en relación a quienes no coincidimos con su forma de hacer las cosas.

Hay represalias políticas: intentos de represión. En el caso particular, aunque desde antes dejamos de coincidir porque le dieron la espalda a Victoria, fue a partir de Julio que se hizo pública mi carta de separación definitiva, cuando arreciaron las presiones del gobierno de Tamaulipas al grado de que no tuvieron reparo en usar indebida y facciosamente las instituciones para agraviar a mi madre, la Licenciada Manuelita Aliyán, despojándola arbitrariamente de su trabajo.

Por eso, se hace un llamado respetuoso, atento y cordial, en un ánimo sano de fortalecimiento democrático, para que los institutos electorales, los observadores electorales y los organismos autónomos relacionados, sean sensibles, profesionales y valientes para cumplir con su noble labor en los meses por venir; y también para que aquellos ciudadanos o actores políticos que hayan pasado, están pasando o pasen por una situación de represión, hostigamiento laboral o chantaje del gobierno, denunciemos y activemos los cauces institucionales para defendernos de esos actos de cobardía.

Les comparto, como cierre, que hace rato consultando un Diccionario de Ciencia Política leía lo que distingue a dos palabras que son gramatical y fonéticamente similares: Presión y Represión. Presión, es la que puede haber del pueblo hacia la autoridad, y Represión siempre se hace de arriba hacia abajo… Por salud colectiva, debe imponerse la presión. No represión.