A la par que el Gobierno de Tamaulipas se prepara para recibir a los migrantes, cuya oleada humana se espera adquiera grandes dimensiones a partir del día 20 de enero, los habitantes principalmente de las ciudades fronterizas están preocupados por lo que puede representar la presencia de los paisanos, que, si bien en primera instancia serán asistidos en albergues habilitados para su atención, nada se sabe del operativo que pondrán en marcha para regresarlos a sus entidades de origen.

El temor es que muchos de ellos, puedan quedarse generando competencia en las oportunidades de empleo, y con las demandas de los servicios en educación y salud, con el desequilibrio que ésto puede representar en una sociedad con necesidades satisfechas hasta ahora, pero que no tiene excedentes para asistir a más de un millón de deportados.

Tampoco podemos pensar, que esta población flotante se quede totalmente en las ciudades vecinas a Estados Unidos, habrá escurrimientos a municipios del centro y sur de las entidades fronterizas. Muchos serán movilizados a sus entidades de origen, pero es imposible evitar que algunos grupos se arraiguen en estados como Tamaulipas.

El gobierno de Estados Unidos ha reportado la existencia de un millón 400 mil personas con orden de deportación, además 660 mil que enfrentan cargos o han sido condenados por algún delito. De éstos, que suman dos millones 160 mil personas, el 50% son de origen mexicano, hasta ahora la presidenta Sheinbaum ha declarado que estas caravanas de migrantes tendrán un acompañamiento de elementos de seguridad en su retorno.

Por su parte, la secretaría de Bienestar Social ordenó a su personal, recorrer los albergues que están siendo habilitados, pero se preguntan, cómo resolver la tramitología que representa el hecho de que, quienes carezcan de INE, acta de nacimiento o cualquier otro documento de identificación, no podrán acceder a programas institucionales de esa secretaría, como son los de empleo temporal que pueden ser un recurso para su subsistencia; la solución es que implementen algún mecanismo para acreditarlos como ciudadanos mexicanos.

Entre los primeros que serán deportados figuran los que están en cárceles y usualmente no tienen ningún documento de identificación.

Menudo paquete, tienen en sus manos los municipios fronterizos, los gobiernos de los estados fronterizos, entre ellos Tamaulipas, cuya estrategia, igual que la federal, no ha sido dada a conocer con precisión, quizá por razones de seguridad.