Las mentadas de madre son como las llamadas a misa. ¡Va el que quiere!
Aquí en Matamoros ya sabemos quienes quisieron, pues con los clips descontextualizados sobre el discurso del aspirante a Diputado Federal Mario López Hernández quedó más que claro.
Los dirigentes de Morena en el municipio, más uno que otro oficioso, hasta a rueda de prensa convocaron tratando de engañar a los chicos malos de la prensa, “No permitiremos que algún candidato ofenda a la militancia de Morena”, dijeron.
Para de inmediato ser increpados para que mencionaran el nombre del atrevido.
Lo que demostraron fue una inocencia supina, pues nunca, nunca se remontaron al discurso de ese día de Mario López frente a los aspirantes a Senadores del PVEM, Eugenio Hernández y Maki Ortiz.
Con las versiones mochas del Facebook se fueron con la finta, elevaron su queja hasta Ciudad Victoria y todavía fueron más allá, pues en su queja pública, dijeron que se había ofendido a todos los militantes de Morena en el país.
Demostraron eso sí, estar más del lado de la oposición extraviada, pues quienes de entrada hicieron el caldo gordo por el léxico vulgar del candidato fueron precisamente los grupos donde se critica por todo cualquier expresión de algún miembro de la 4T.
Cosa rara en ellos pues su candidata por la presidencia de la república regularmente recurre al florido lenguaje mientras ellos con cara de fuchi aceptan que eso es válido pues el “lenguaje naco” la fortalece en sus aspiraciones. Háganme ustedes el “Refabrón Cabor”.
Que algunos no entiendan la estrategia de ir con tres opciones de la 4T para atomizar a la oposición extraviada se entiende, no es fácil aceptarlo, pero acusar de falto de educación a quien tiene 2 carreras profesionales, una Maestría y está aplicando para un Doctorado eso si ya ralla en la incongruencia total.
Si bien es cierto que el ex alcalde se encuentra molesto por la decisión del partido en cuanto a su sucesión en la alcaldía, deberíamos de recordar la historia de Matamoros para saber que esto ya ha sucedido antes.
Y aunque sucedió con otro partido, que en su momento navegaba solo, parece repetirse una y otra vez la historia de los candidatos no queridos.
En las viejas generaciones todavía se recuerda aquel grito que se repitió una y otra vez, de viva voz y en cartulinas, “El que Seya Menos Torteya”. ¿O acaso estoy equivocado? En aquel entonces ni siquiera fue nombrado, tan solo fue nominado, pero la respuesta fue contundente desde que se dio simplemente la posibilidad.
Pero hubo otro caso, el cual a muchos nos pareció injusto, pues su prestigio hablaba muy bien de él y aunque no tenía trabajo con las bases y estructuras del todo poderoso PRI, Ives Soberón fue designado candidato a la Presidencia municipal de Matamoros, tan solo duró 3 días la nominación, de todos los sectores del partido se dejaron escuchar voces que reclamaban el desconocimiento del ungido. Y lo lograron.
Pasando a otros temas, después del súper martes en USA creo que hay que visualizar el triunfo de Trump, quien regresará al poder más fuerte que nunca, curiosamente en México los más enojados con esto serán los de la derecha, pues la derecha en nuestro país apoya en todo a la izquierda de USA. Nadie puede negar que Biden y sus políticas asistenciales lo colocan a la izquierda del espectro político norteamericano.
Y después del 2 de junio, si llega a ganar Claudia Sheinbaum los más enojados serán los de la derecha en México, la incongruencia en su máxima expresión.
Lo anterior me lleva a una reflexión, en nuestra patria no es la ideología la que mueve las conciencias sino el afán de llevar la contra a las mayorías.
La posverdad del WhatsApp, me recordó una vieja historia del padre de un amigo que nació en España.
Al llegar a los 80 años de edad le pidió a su hijo que lo llevara a Madrid a despedirse de sus hermanas menores, llegando al aeropuerto de Barajas le dio instrucciones precisas a su vástago: “Si muero aquí, me llevas a enterrar a México”, mi amigo asintió con la cabeza.
Disfrutó la estadía en la madre patria, abrazó mucho a sus hermanas y al regreso en el aeropuerto de la Ciudad de México, volvió a dar instrucciones: “Si muero aquí, me llevas a enterrar a España”.
Mi amigo que es muy paciente explotó, ¿A ver papá por qué? ¿Si mueres allá te tengo que traer acá y si mueres acá te tengo que llevar allá? ¿Por qué? Y la respuesta fue inmediata ¡POR JODER!
Jorge Alberto Pérez González