Nunca cuentes con lo que no tienes, pero no renuncies a tener lo que deseas; más debes tener cuidado de desear lo que no debes, porque te puedes decepcionar.

No vivas de ilusiones, vive de realidades y aprovecha la intensidad que te procuran las emociones, cuando aquello que puedes ver y tocar, te transmite sus buenas vibraciones.

No permitas que tu pensamiento divague por el laberinto de lo irreal, pues nunca encontraras la salida, para evitar el mal que acarrea el equivocar el camino.

El destino suele ser incierto, cuando no se tiene un arranque real, todo debe pensarse con claridad para dar pasos en firme y no titubear, pues quien camina con la venda de la incertidumbre en los ojos, tropezará con mayor frecuencia como es costumbre, y no como aquél que tiene una lámpara que lo alumbre, y más preparado está para el andar.

No te rindas a la primera caída, levántate y piensa cuál fu el motivo de lo sufrido, si aprendiste bien la lección caminarás con mayor seguridad por el camino.

No te sueltes de la mano de quien te ama de verdad, la aspereza de sus manos no te hará ningún mal, son sólo las huellas que dejó el tiempo, cuando juntos se esforzaron en alcanzar lo que desearon.

No caigas en el embrujo de una mirada fugaz, enamórate de quien pueda ver en tu interior a tu espíritu brillar, recuerda que el amor es un regalo a perpetuidad y te hará sentir joven hasta el final, recuerda que estamos hechos para vivir en la eternidad.

Cuando te sientas sólo y percibas tu vulnerabilidad, cierra los ojos y lo que brilla en la oscuridad de tus ilusiones, te recordará, que no todo lo que brilla es oro de verdad, y puede terminar el decoro, con el que siempre te condujiste en la vida.