La política migratoria mexicana se centra en la defensa de los derechos humanos de los migrantes conforme a los marcos internacionales, rechaza cualquier intento de militarización de las operaciones migratorias y en formalizar un acuerdo de portabilidad de la seguridad social con los Estados Unidos. Plantea la necesidad de incrementar los salarios del trabajador mexicano, evitar que la rentabilidad de la inversión que llega a México se cimente en bajos salarios. La importancia de garantizar el derecho a vivir en paz y dignidad en la propia patria y a migrar y ser acogido en otros países, esencia de la fraternidad entre los pueblos.
La migración es un fenómeno mundial de gran presencia en América Latina y el Caribe. Su origen se remonta a la Colonia con población emigrante, inmigrante y en tránsito entre distintos países. Los factores estructurales son la pobreza y las dimensiones de la desigualdad, la precariedad del mercado laboral y el déficit de trabajo decente. Las personas migrantes sufren carencias y discriminaciones. Los flujos migratorios internacionales obedecen a motivaciones económicas vinculadas con la búsqueda de mejores oportunidades de empleo, que permitan a los inmigrantes mejorar su condición de vida. Coexisten conflictos políticos y sociales (movimientos armados, hambrunas, epidemias); o problemas naturales (sequías, inundaciones u otros desastres).
México tiene tradición migratoria por la expulsión de mano de obra que busca oportunidad de empleo. Grupos de múltiples regiones del país forman flujos de migración temporal y permanente hacia Estados Unidos con el fin de mejorar su estándar de vida que internamente no podrían alcanzar por la marcada asimetría salarial, dada la relación de abundancia / escasez de factores trabajo y capital entre ambas economías. México es intensivo en mano de obra. Desde la década de los sesenta genera oferta-expulsión de mano de obra por tasas de crecimiento económico por debajo de las requeridas para incorporar a la población activa al mercado laboral. La economía de EU, intensiva en capital, genera demanda-atracción de trabajadores de regiones del mundo, con diferentes grados de calificación, para emplearlos en sectores que forman su actividad económica, lo que es capitalizado por mano de obra mexicana que carece de empleo o labora en condiciones precarias o migra con expectativa de mejorar su ingreso.
La migración internacional México-EU genera múltiples externalidades positivas y negativas en los rubros demográficos y socioeconómicos en ambas naciones. Una importante para la economía es las remesas que ingresan y fortalece el ingreso de familiares ascendentes y descendentes de los inmigrantes que laboran en EU con efectos positivos en la microeconomía familiar (incremento del poder de compra de los beneficiados); y en la macroeconomía del país (diseño de proyectos productivos en las comunidades expulsoras)
En 2013, la población mundial fue 7 mil millones de personas. El flujo migratorio internacional fue 231.5 millones de personas que se desplazó hacia naciones en busca de mejor oportunidad de empleo, también incidió problemas sociales en sus países de origen (conflictos armados, hambrunas, epidemias); o causas naturales (sequías, inundaciones u otros desastres) EU recibió 45.79 millones de personas; Rusia recibió 11.05 millones; Alemania 9.85 millones; Arabia Saudita 9.01 millones; Emiratos Árabes Unidos 7.83
millones; Reino Unido 7.82 millones; Francia 7.44 millones y Canadá 7.28 millones de inmigrantes. India fue el principal país expulsor en el mundo con 14.20 millones de personas, México, 13.20 millones, Rusia, 10.80 millones, China, 9.30 millones y Bangladesh, 7.70 millones.
En el periodo 2005-2010, Guanajuato fue el principal expulsor de emigrantes hacia EU con 182 mil 960 personas (10% del flujo total de connacionales que cruzaron la frontera norte del país); Michoacán, 154 mil (8.5%); Jalisco, 151 mil (8.3%); México, 124 mil (6.8%); y Veracruz, 109 mil (6%) El destino de los inmigrantes mexicanos se concentra en California captó 4 millones 400 mil, Texas 2 millones 539 mil, Illinois, 720 mil; Arizona, 534 mil y Georgia, 295 mil.
La política contra el movimiento migratorio que el presidente Trump encabeza está reñida con la necesidad de esta mano de obra para mantener la producción en Estados Unidos. Las remesas que envían los trabajadores migratorios mexicanos así lo demuestran. En el primer semestre del año se registró el mayor flujo de remesas hacia México desde el 2007, suma 13,934 millones de dólares (Banco de México) Las remesas subieron 4.5% interanual en junio, a 2,417 millones de dólares, el nivel más alto para un sexto mes.