Siempre habrá un preámbulo para iniciar una conversación, y en ocasiones el momento se presta, porque tiempo siempre existirá, y más, cuando la comunicación fluye por la influencia de un poder mayor al de la propia voluntad.

Si bien es cierto, que, en ocasiones, la mente requiere desalojar espacio ocupado por la pesada carga que emana de pensamientos negativos, otras veces, la convergencia de necesidades espirituales abre los canales, para que se transmitan libremente mensajes armoniosos, llenos de consuelo y esperanza, inesperados para los receptores beneficiados, e incomprendidos para los emisores, debido a la naturaleza de su procedencia.

Los mensajes que tienen como destino el espíritu, llegan tan suavemente, como llega a nosotros una saludable brisa, para refrescarnos cuando somos presa del sofocante calor al ir caminando por el desierto del desconsuelo y la indiferencia; los mensajes espirituales son un manantial de sabiduría que nos ha sido legado por quien caminó primero, para anunciarnos que el amor es la única verdad en la vida, que sana y que está al alcance de todos aquellos que tienen sed de paz, de felicidad y de alegría.

El mensaje que llegó hoy a tu espíritu, resulta tener una fuente diferente a la del emisor que tienes frente a ti, seguro estoy, que habrás de sentir el poder que obrará sobre tu ser y sentirás el alivio a muchas de tus tensiones, porque te dará respuesta a las preguntas que se convirtieron en dudas, cuando buscabas sentir alivio durante una discusión distorsionada, una ofensa no confirmada, una confusión desconcertante, en sí, una comunicación mal enfocada.

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