¿Cómo percibe usted la contienda por la diputación federal del Quinto Distrito, que incluye a Victoria?

¿La ve cerrada, difícilmente predecible?

Si es ésta su visión, coincido.

Los dos principales candidatos, Enrique Cárdenas por el Revolucionario Institucional y Oscar Almaraz por Acción Nacional, comparten simpatías, trayectorias paralelas, oficio político y sensibilidad social. Puestos en la balanza, esos valores lucen como un empate técnico.

Hasta ahí la similitud.

La diferencia sustancial hasta ahora en mi opinión desde luego, radica en el mensaje de sus respectivas campañas.

No sé quiénes sean los asesores o para decirlo en lenguaje coloquial, quiénes son los que les hablan al oído por la cercanía y confianza a uno y otro, pero es evidente que transitan en universos distantes entre sí.

Lance una ojeada a sus diálogos con los potenciales votantes.

La temática de Oscar se ha anclado en estos primeros días en el rigor político de las campañas tradicionales, en donde la clásica promesa, con sustento o no, es el pilar del convencimiento para decidir el destino del voto, con lugares comunes en sus frases y retórica que en ocasiones suena sincera pero en otras está a un paso de la demagogia. Cuidado.

Vuelva ahora la vista a Enrique. Pese a su carácter bronco y fajador, el priísta ha seguido una estrategia más efectiva. No sólo se promueve, sino que como dicen los reporteros, “da nota” en sus entrevistas y encuentros con los ciudadanos: Denuncia, señala, da números y saca al balcón los problemas que calan a diario en las familias. El resultado es que no sólo pide el voto, sino que gana espacios como material informativo, con lo que saca un cuerpo de ventaja en el interés que despierta en la comunidad.

Es muy temprano para determinar cuál táctica dará mayores beneficios. Las campañas prácticamente no abandonan todavía los pañales, por lo que es de esperar que las adecuaciones vayan surgiendo al calor de cada jornada y de los imponderables que nunca faltan. Si es que los toman en cuenta.

Puedo decir con la mayor objetividad que me es posible –la total no existe– que desde la barrera de espectador veo a Enrique, en este momento, un paso adelante de Oscar. Lo que suceda mañana o la semana entrante será, como dice la nana Goya, otra historia.

Suerte a los dos.

P.D. El caso del morenista Gerardo Illoldi si me permite, lo trataré por separado.

NO HAY REMEDIO: NO ENTIENDEN

La frase que le endosaron a Enrique Peña Nieto cuando era presidente, “no entiende que no entiende”, se ha convertido en una especie de etiqueta en el mundo de la política y de la administración pública.

Es el caso del Gobierno de Tamaulipas, entendido como el conjunto de funcionarios que lo manejan. O en algunos casos que lo manipulan.

Se hace evidente la estulticia y cretinismo de algunos servidores del Estado en muchos escenarios, pero hoy en especial en la suma de tres de ellos: el sanitario, el educativo y el laboral.

Va el intento de explicación de esa percepción.

Al ubicarse a Tamaulipas en el color verde del semáforo epidemiológico, sobrevino el natural proyecto del retorno a clases presenciales. Hasta ahí bien.

Los problemas abundan en ese sentido, pero se agravan cuando el hígado, traumas y tripas de los secretarios, directores y hasta jefes de departamento, definen las acciones a seguir. Y aquí entra el escenario laboral.

Viene al caso señalar lo anterior porque aún sin fecha para el retorno físico a las aulas –todavía lejano según lo señaló el propio Gobernador– algunos mandamases de muchas oficinas están obligando a las madres de familia a volver a un escritorio, aunque estén cumpliendo con eficiencia con el trabajo a distancia, lo que ha empezado a generar crisis de todos tamaños en los hogares de las trabajadoras ante el drama –porque es eso para ellas, un drama– de dejar a sus hijos solos en casa o en el menor de los males, al garete en sus clases.

¿No hay quien les ponga un freno a esos señores o señoras que quieren hacer valer su puesto dando órdenes con los pies?

Si no tienen inteligencia, por lo menos que usen el instinto. Eso, en los animales se da muy bien…

Twitter: @LABERINTOS_HOY