Somos inconformes por casi todo y no es bueno.

Cuando inició la administración municipal las tareas de remodelación de la avenida Francisco I. Madero, se escuchó todo tipo de opiniones, que van en el rango de buena a mala, sin que algunos u otros tuvieran una razón absoluta, y pocos, muy pocos presentaron argumentos sólidos para sustentar su opinión.

Algunos reprochan el costo de la obra, y otros, el procedimiento o la forma de la misma; ahora que ha avanzado, las críticas a las bancas, que si deben estar hacia el arroyo de la avenida o hacia las casas y muchos argumentos más, insistimos, con una razón personal pero no comunitaria.

Es claro que a nadie nos gusta desviarnos de nuestro destino, y quienes tenemos que cruzar hacia la Universidad Autónoma de Tamaulipas y venimos del norte de la ciudad hemos padecido el cierre de nuestro “diecisiete”.

Hoy, el columnista pasó por vez primera por esa calle desde el inicio de las obras; había tomado otros caminos para evitar congestionamientos, y la verdad, con mucha fortuna. Hoy nos dimos cuenta del avance de la obra que, si bien es cierto que está causando molestias, ya tiene cara, ya se le ve forma, y seguramente, cuando esté concluida muchos tendremos la obligación de aplaudirla por lo que representará. Y no es que nos obliguen, sino que nos gusta ver el progreso de nuestra querida capital.

Surge entre las obras el cine Alameda que no sabemos la verdad de quien sea o cómo esté su actualidad legal, pero sería muy interesante que se pudiera aprovechar la infraestructura para una remodelación y uso comunitario, así como otros espacios que se podrían convertir en públicos.

Y así como está la administración municipal poniendo estética al diecisiete, sugeriríamos que pongan orden y castiguen a los habitantes de esa arteria que usan las banquetas como estacionamiento, en una absurda y medieval mentalidad de que creen que todo el frente de la casa es suyo, y que tienen el derecho a subir los carros a la banqueta, olvidándose que son espacios para peatones, y que, si bien es cierto que pueden tener exclusividad en cuanto a estacionamiento, éste no abarca toda su fachada.

También pediríamos meter en cintura a los que tienen negocios y consultorios y que han abusado de los cajones azules para discapacitados, en una franca burla a la autoridad y a la sociedad. Debe castigárseles enérgicamente para que sepan que hay autoridad y hay ley.

Caminamos desde Carrera Torres hasta Matamoros y la verdad que nos ha sorprendido la obra, y pensamos que a su conclusión saldremos ganando.

Cada aspecto de la misma será bueno que nos expliquen las razones por las que se ha tomado esa decisión, como el hecho de poner material extra en las esquinas que, pensamos, es para evitar que los abusivos se estacionen en ellas.
Orden es lo que necesitamos, y para ello, la autoridad debe ser la primera en tenerlo y ofrecerlo.

El Ayuntamiento de Victoria nos ha mostrado que sabe trabajar y prueba de ello son las muchas obras que ha dejado en la geografía capitalina.

No verla consiste en una función de ciegos.
Pero aún falta mucho por hacer, y meses por administrar en la capital, por lo que debemos pedir al Cabildo, y a cada uno de sus elementos que trabajen para lo que se votó por ellos, y dejen sus ambiciones personales para mejor ocasión.

Victoria merece que todos trabajemos por ella, y que la autoridad, en una franca coordinación con la ciudadanía nos permita establecer esa relación armónica que por lo general deja muchos beneficios.

Y si todos participamos, la sentiremos como propia y, por consiguiente, habrá más cariño para nuestra cuerudísima y querida Ciudad Victoria, la que dormita al pie de la Sierra.

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