Bien dicen las autoridades sanitarias, en Tamaulipas encabezadas por Gloria Molina Gamboa, que la obesidad es uno de los más grandes problemas que enfrente el ser humano por diversos motivos, y hay quien considera que no es tan grave o no quiere enfrentar una realidad que nos está matando.
Y es que tristemente, vemos cada día en las calles, oficinas, escuelas y demás, mucha más gente que presenta imágenes poco gratificantes, y no porque piense alguien que son antiestéticas cuando muestran mucho volumen en la zona abdominal: finalmente, hay gustos para todos y los gorditos también tienen su encanto para otros, pero no podemos soslayar el hecho de que es grave, muy grave, el tener kilos de más, y que la salud es uno de los pocos recursos que debemos cuidar y atesorar por sobre todas las cosas. No es cuestión estética, que a muchos nos mueve a realizar acciones a veces irresponsables les y que pueden llevarnos a la anorexia o la bulimia, sino a entender que nuestro cuerpo es una “máquina” súper maravillosa, y que para funcionar es como un reloj de los de antes, en el que cada engrane, cada pieza tenía que estar en su frecuencia y lugar para que nos diera la hora exacta: así funcionamos nosotros, y cuando un órgano no está en su nivel, puede propiciar problemas en otros inclusive, y llevarnos a la pérdida de la salud, y a veces de la existencia.
En ese sentido, hacemos eco en esas charlas que se ofrecen en las unidades del Sector Salud y en organizaciones que pugnan por nuestro bienestar, en el sentido de que nos ayudan a ubicarnos y buscar la ayuda necesaria que nos permita vivir de una mejor manera.
A través de la Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud hay una serie de acciones que nos ayudan, pero, sin lugar a dudas, por más esfuerzos que se hagan, por más decisión de las autoridades sanitarias y médicos interesados en que estemos bien, si nosotros mismos no tratamos y hacemos lo que debemos, de nada sirve.
Es como aquel que se queja de que está gordo y por la mañana, allá con Doña Tota se sirve de 5 a 6 gorditas, exquisitas, pero exageradamente abundantes en carbohidratos.
Requerimos aprender a comer: necesitamos, sin lugar a dudas, entender cuales son las acciones básicas, y la propuesta, en un domingo como el presente, es que podríamos salir a caminar probablemente por alguna de nuestras calles o un parque, procurando que la actividad física sea de unos 30 minutos, dejando en casa celulares y todo lo que nos pueda estorbar en los brazos, para poder llevar a cabo un braceo de forma natural, sin barreras, y si queremos hacerlo agradable, invitar a algún amigo o familiar, robusteciendo los lazos de afecto y dando a nuestro cuerpo lo que realmente requiere.
Hay mucha información en Internet a través de páginas especializadas y algunas no tanto, pero que nos orientan. La sugerencia es tomar estas cosas y consultarlas con las que realmente saben.
Es importante buscar un par, mínimo, de comentarios y que un nutriólogo nos ayude: en ese sentido, recordemos que nuestra Universidad Autónoma de Tamaulipas cuenta con una escuela donde se estudia nutrición y ahí podrían, probablemente, tener un programa encaminado a ayudar a los que queremos mejorar físicamente mediante un buen consumo de alimentos.
No dejemos de cuidarnos; vienen tiempos “difíciles” en el sentido de que el mes de diciembre es de mucha actividad gastronómica -otros dirán, de mucha tragazón- por aquello de las posadas y convivios navideños. En ese tiempo, una vez el doctor Llanas sugirió procurar medirnos en el consumo de alimentos, y en cualquier ocasión que se nos presentara, bailar para quemar calorías, y de esa forma ayudar a nuestro organismo.
Recordemos que el principal cuidador de nuestro cuerpo somos nosotros mismos, y si no hacemos lo que debemos, difícilmente alguien más l ohará por nosotros.
Tomemos la responsabilidad como es, y ayudemos a nuestro organismo, que bien nos lo agradecerá.
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