En verdad, lo confieso, aún no entiendo una buena parte del reglamento sanitario aplicado en Tamaulipas por la pandemia.
Uno de ellos es el doble Hoy no circula, que es respetado igual que respeta Pepito a su maestra en la clase de Ciencias Naturales, pero el que me llama la atención en estos momentos es el relativo a los restaurantes.
Me parece que al dirigente de la CANIRAC, Jorge Bello, le asiste toda la razón cuando refiere que no tiene sentido prohibir la música en vivo en esos negocios. “Ni que fuera fiesta para que se queden”, señala con estricto sentido común. Pero la necedad oficial se mantiene.
En el mismo escenario, tampoco es comprensible ni justificable que las autoridades apliquen un estricto criterio de cobro por licencias para venta de bebidas alcohólicas, cuando en prácticamente todo el 2020 les impidieron comercializar ese segmento, importantísimo para la supervivencia de esos giros. “Si no pudimos vender y recibir ingresos, ¿cómo podemos pagar?”, apunta, otra vez con apego a la realidad. No ha habido respuesta para un descuento.
Bienvenidas las limitaciones sanitarias en aspectos necesarios, pero en casos como el de los restaurantes algunas medidas parecen más un maquillaje para “presentar trabajo” y no lo que requieren para evitar contagios.
El mejor comentario al respecto es lo que asienta la voz popular:
“Ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre”…
VICTORIA: LO IMPORTANTE
Por donde lo vea, es una buena noticia.
En lo personal, no había presenciado el arranque de un programa de pavimentación en Victoria tan amplio como el que anunció ayer –y ya lleva a cabo- la alcaldesa Pilar Gómez, desde el mandato del entonces gobernador Emilio Martínez Manautou, quien a pesar de ser oriundo de Matamoros profesó un especial afecto por la capital tamaulipeca.
En esos días, el término era que el doctor “alfombró” la ciudad. Y hoy, por analogía, se podría manejar el mismo término. Y vaya que le hace falta.
En ese mismo escenario, es ocioso tratar de demeritar ese trabajo con cuestiones políticas. Si es así o no, lo importante es que este pedazo del Estado merecía un trato así tras el lapso negro que dejó el anterior presidente municipal, parodiando al Quijote, de cuyo nombre no quiero acordarme.
En forma paralela, un aspecto me llamó la atención: La respuesta del sector privado y social a la convocatoria de la jefa de la comuna para darles a conocer el programa referido. Lo cito, porque el ex edil lo que alentó fue precisamente lo contrario, al provocar no sólo el distanciamiento sino también el enfrentamiento con organismos cupulares locales.
Buen anuncio. Espero prosiga el rescate de Victoria, mi ciudad adoptiva…
EL LETRERO REVELADOR
Proseguiré este día con la relatoría de otro llamativo y divertido pasaje en la historia electoral de Tamaulipas.
Eran los tiempos en que la zona semiárida del Estado formaba parte del Cuarto Distrito. Ser candidato priísta en esos lares como en tantos otros del Estado, era garantía de triunfo, por lo cual la mayoría de los protagonistas no sólo no eran oriundos de la zona, sino que ni siquiera conocían la región.
En un mitin en el municipio de Jaumave, el candidato tricolor, cuyo nombre no mencionaré por ser un viejo amigo -disculpe la omisión- soltaba el discurso de rigor para cumplir la jornada y en algún momento dijo con enjundia: “Agradezco su presencia a los habitantes de…”, e interrumpió su oratoria porque no recordaba dónde estaba y al buscar un indicio vio un letrero con el nombre del lugar y asentó:
…“a los habitantes de San Juan de Ote”.
Todos lo miraron extrañados y algunos risueños. Lo que e candidato había leído era la abreviatura de San Juan de Oriente, pero como no conocía en donde estaba parado, leyó textualmente el señalamiento.
Así se las gastaban entonces. Y seguramente, aún en otros partidos lo siguen haciendo…
Twitter: @LABERINTOS_HOY