El número de tomas clandestinas detectadas por Petróleos Mexicanos en el primer cuatrimestre de este año se incrementó 85% respecto a ese período 2016. De mil 871 a tres mil 460 se incrementaron lo que deja en evidencia la complicidad en el reparto nacional entre los asociados criminales, públicos y privados.
Esta situación se volvió incontenible y con descaro y cinismo por el incremento del precio a la gasolina en enero pasado, pues un grupo mayor de consumidores en el país optó por el mercado negro potenciando esta actividad delictiva, además de la exportación de manera ilícita de combustible robado hacia Centro América y Estados Unidos.
El robo de combustible a Pemex se da desde fines del siglo pasado. En las carreteras San Fernando-Reynosa y San Fernando-Matamoros y esas ciudades y poblados de esa región, la gasolina se vendía en las esquinas en garrafones para agua potable y bidones de plástico, sin que las autoridades investigaran la procedencia del combustible, por supuesto sin detenidos para investigar y por lo tanto negocio completo; una cadena ilícita desde el origen del combustible hasta su destino final. “Al buen entendedor, pocas palabras”.
A partir de 2010 la extracción de combustibles a través de tomas clandestinas crece conforme al aumento del precio internacional del producto el mercado de exportación se vuelve más atractivo, así que por miles camiones cisternas cruzaban los puentes internacionales con Estados Unidos para vender gasolina y diesel. Puebla ha sido el estado más afectado por grupos que al amparo del crimen organizado surgen de las mismas localidades a las que el gobierno intenta disuadir con operativos militares, y policías
estatales y federales. En esta entidad el 80% de la población asentada en el llamado Triángulo Rojo vive en pobreza extrema, situación que aprovecha el crimen organizado.
El robo de combustible es parte de la diversificación criminal que se atribuye a Los Zetas y desde hace 20 años se realiza en las comunidades más pobres del país con el apoyo técnico de empleados de Pemex quienes facilitan la tarea con el conocimiento y la herramienta adecuada. Durante el sexenio de Mario Marín (2005-2011) el robo de hidrocarburo en el San Martín Texmelucan provocó una explosión en diciembre de 2010 en la que 29 personas murieron y 52 resultaron heridos.
Combatir a las bandas delincuenciales criminales, organizadas, que contaron con amparo por el Estado mexicano para enriquecerse, adiestrarse y organizarse, que además a través de la pobreza les provee de mano de obra desgraciadamente muy joven, dispuestos a morir por gozar de unos años de poder violando las leyes establecidas y tomando revancha social por carecer de un lugar en ella, tiene reacción violenta, de preferencia a la luz del día, en lugar público para mostrar a la sociedad que son imbatibles, que se sitúan por encima de la ley.
En Tamaulipas, acertadamente se decidió acotar las fuentes de financiamiento al crimen organizado. Negocios ilegales de venta de bebidas embriagantes; yonkees; por desgracia la respuesta violenta no cesa. En Nuevo Laredo las muertes entre jefes de bandas delincuenciales retornó. Reynosa sigue aún en esfuerzo por acotar la violencia. Victoria, la capital es escenario ideal para magnificar los lamentables hechos en que pierden la vida defensores de la ley y en ocasiones civiles que les tocó estar en esos momentos. Los penales son insuficientes; mal atendidos por custodios que son presa fácil del miedo o del poder del dinero. Es una lucha que continuará. Es como la lucha personal que cada uno de nosotros realiza por ser libre en un sistema mundial que manipula, encasilla y obliga a ser parte de una cultura que enajena.