La noticia no es lo que hubiéramos querido leer: en el período vacacional hubo un incremento considerable de accidentes y, por consiguiente, heridos y personas que perdieron la vida.

Las estadísticas no nos favorecen, y las causas son diversas, aunque todas están unidas por un común denominador: la inconsciencia de la gente para manejar, y la falta de medidas de prevención para ello.

La Secretaría de Salud, Protección Civil, autoridades viales federales y estatales reportaron más accidentes que los acostumbrados.

Cuando esperábamos disminuir estas cifras, resulta que fue todo lo contrario: más decesos, más pérdidas, más heridos… más accidentes, destacando los carreteros, en los que se pone de manifiesto la falta de precaución al conducir, y el exceso de confianza con que muchos que se sienten Fittipaldi corren en las carreteras como si su vehículo realmente fuera de carreras, y las carreteras fueran realmente rúas para la velocidad y las emociones. Nada de lo anterior se apega a la realidad, y hay quien aún en estos días conduce con signos de embriaguez, con embriaguez manifiesta, embrutecido por el alcohol y la prisa por llegar al sitio de diversión para nada, porque nada justifica el hecho de venir medio matándose en una carretea cuando la vida de los que viejan con nosotros está en riesgo, así como la de los que se cruzan en nuestro camino y son los menos culpables de la estupidez para conducir.

Y comenta la secretaria de Salud Gloria Molina el hecho de que se hicieron esfuerzos muy grandes e importantes para desalentar el manejo combinado con alcohol, con desveladas y más, pero al parecer los que lo hacemos en cada período vacacional no estamos acostumbrados a participar en campañas de prevención de accidentes.

No nos cuesta mucho y sí podemos ganar demasiado: os accidentes dejan luto en muchos hogares, discapacidad en otro tanto, pero somos tan especiales que suponemos que esos choques no nos afectarán para nada. Como si fuéramos inmorales.

Aún faltan días para que los muchachos ingresen a las escuelas de distintos niveles, desde preescolar hasta media superior y superior, pero todavía tenemos la oportunidad de extremar medidas que nos lleven a ser una entidad que destaca por la cantidad de sus siniestros carreteros.

Y también es grave ver accidentes en las ciudades; claro ejemplo, Ciudad Victoria, donde todos los días se registran incidentes de tráfico, atropellados en las calles, choques con motociclistas y más.

¿Qué nos está faltando? Definitivamente, involucrarnos en las rutinas de manejo y de prevención de accidentes, dejar de tomar un poco –o un mucho- y no jugar con la vida de los demás.

Somos nosotros, y no las autoridades, las responsables de tanto problema de tráfico vehicular, así que, sería muy saludable no echar culpas ajenas en todas partes, porque resulta que la culpa es de los demás, y de nosotros… nunca.

Campañas van , campañas vienen y no entendemos hasta que uno de nuestros familiares sufre un accidente y tenemos que pagar por ello.

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