A Pilar Gómez se le atribuye gozar de los favores de quien está en el poder, y al que le une un lazo político-familiar, sin embargo haberla enviado a presidir el Cabildo victorense en el peor momento, no sólo por las condiciones físicas en que se encontraba la ciudad, sino por el humor social despertado por la mala administración de Xicoténcatl González no fue precisamente un día de campo, pero si la prueba de fuego para corroborar capacidades, arrojo y temple, que hoy la confirman como la mejor opción del Partido Acción Nacional para competir por la alcaldía el próximo 6 de junio.

Pilar ha vencido la adversidad al tomar el timón de la nave en plena tormenta, con muchos elementos en contra y sin más fortaleza que sus atributos personales, uno de ellos la paciencia, como ella misma lo relata al compartir en una charla con periodistas, los actos poco amables a los que tuvo que enfrentarse cuando recién arribó al Cabildo.

Por lo tanto niega que se tratara de una agradable concesión, “si me hubieran querido favorecer seguramente me hubieran asignado una diputación federal plurinominal” y ahí se refiere a que nada le ha sido regalado, porque la diputación local por el XIV Distrito de Victoria (de la que hoy ostenta licencia), la ganó en las urnas y también pudo haber sido por la vía de representación proporcional si se tratara de un acto de predilección.

Le preguntamos cuál ha sido su principal aprendizaje durante los seis meses que lleva al frente del municipio y su respuesta inmediata fue, la paciencia. La respuesta tiene más profundidad de la que pudiéramos pensar. En la religión cristiana, la paciencia es una virtud cuyo premio final da siempre frutos. Hay referencia a la paciencia en la Biblia cristiana, en los Proverbios, y en la Epístola de Santiago, se exhorta a los cristianos a ver cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, desde el principio de su siembra y luego espera las lluvias para finalmente obtener los frutos.

Esa es la paciencia que ha tenido Pilar para enfrentar los reclamos sociales, mientras buscaba soluciones donde parecían estar agotadas las respuestas; la paciencia para transformar los elementos disponibles en oportunidades, para hacer camino e ir al encuentro de recursos valederos.

Los adversarios de Pilar Gómez no encuentran recursos en su contra por eso se conforman con poner sobrenombres, la texana o la Pilarica, el gentilicio va en función de significar desarraigo, a lo cual responde que hay muchos victorenses que ella conoce y que nunca han hecho nada por la ciudad, es decir la naturaleza de ser originario de una ciudad, no es garantía de esforzado trabajo en beneficio de la misma. A su favor argumenta, que todos sus estudios desde preescolar hasta universidad los realizó en instituciones mexicanas, y esto incluye sus estudios de inglés, siempre del lado mexicano.

En cuanto al sobrenombre de la Pilarica, es una manera familiar y cariñosa de llamar a quienes llevan el nombre de la Virgen del Pilar, patrona de la Basílica de Zaragoza, España, es algo usual en ese país.

Nada de eso le enoja, pero es obvio que las corrientes opositoras seguirán picando piedra en busca del talón de Aquiles de la principal competidora en el camino rumbo al 17 Hidalgo, pero eso va en el “paquete” de cualquier proyecto político. La realidad es que la alcaldía no fue precisamente un gracioso obsequio en este momento, pero sí la oportunidad para “calarse” y confirmar que es capaz de conducir la administración municipal con resultados, incluso en un marco de carencias.

QUÉ VOTACIÓN PODEMOS ESPERAR EL 6 DE JUNIO

La asignación de tres candidaturas al PVEM dentro del convenio de coalición electoral con Morena y el PT en Tamaulipas desconcierta a muchos, porque la oferta se observa muy generosa para un partido que no logra sacar ni siquiera lo necesario para conservar su registro. Y lo mismo podemos decir del Partido del Trabajo al que asignará encabezar otros dos distritos.

En los comicios de 2019 se eligieron diputados locales, el Verde apenas si alcanzó el 1.79 % de la votación y el Partido del Trabajo en esa misma ocasión obtuvo 1.94 %. Por si solos, ambos institutos políticos están en “la lona”, veremos que logra hacer por ellos Morena, porque los va a tener que llevar en sus hombros.

No está de más recordar que en esa misma elección Morena logró el 27.56 % del total de votos, el PRI obtuvo el 10.03 % y el PAN 48.17 % y el PRD la más baja captación con 1.29 %.

Esas fueron votaciones muy desangeladas porque sólo se renovó el poder Legislativo lo cual no es atractivo para los ciudadanos, pero un año antes los comicios fueron para elegir alcaldes, ocasión en que el voto entregó los ayuntamientos únicamente a tres partidos, PAN con 31 alcaldías, PRI 6 y Morena 5, en ese orden por el número de Cabildos logrados. Esa vez el PVEM no llevó aliados en la contienda y sólo logró 25 mil 166 sufragios, que representa el 1.56 %, y el Partido del Trabajo obtuvo 43,101 votos en todo el estado, lo cual representa el 2.67 % de los sufragios, no le alcanzó para retener su registro.

El reto de Morena en 2021 es superar su récord de 27.56 % porque sus aliados no tienen posibilidades de crecimiento súbito. El PAN apuntalado por votaciones copiosas (48.17 %) del pasado reciente, ahora enfrenta los embates desde el centro del país con la amenaza de desafuero, ante todo por las acusaciones en el discurso, que aunque no cuentan con testimoniales en el expediente, las imputaciones de alguna manera generan descrédito para el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca o por lo menos pone en tela de duda su actuación y por consiguiente con efectos en la elección del 6 de junio.

El partido Morena parece confiado en los resultados de su política social y en el cotidiano y persistente discurso mañanero que alude a errores del pasado, luce autosuficiente, por eso no duda en llevar sobre sus hombros al PVEM y el PT, que no le aportarán nada en Tamaulipas, pero con los que ha celebrado pactos de lealtad reflejados en la Cámara de Diputados y de Senadores, ahora seguramente habrá una cuota plurinominal para ellos en la próxima legislatura para repetir la historia de lealtad ciega de la LXIV legislatura federal.