Cada quien escucha lo que quiere oír, cada quien atiende, lo que le interesa, y en la medianía de la inconciencia y de la ignorancia, los necios prefieren dejarse arrastrar por la corriente, pero el recorrido, siendo largo, irá poniéndoles obstáculos, quedando atorados, unos al principio, otros en medio y sólo llegarán al final los arrepentidos y los frustrados, mismos que volverán a empezar, cuando se vuelva a nublar, con la esperanza de que la lluvia sea suficiente para hacerse de nuevo notar.

Los que hablan mucho y dicen poco; los que no necesitan moverse y se hacen escuchar; los que presumen ser y decir la verdad y no ven la viga en su ojo; los que les da por hablar para hacerse notar; los ofendidos por los agravios a los demás, que a su vez ofendieron y ahora su imagen tratan de limpiar; los que dicen la verdad pero nadie les cree, porque la verdad es un valor en extinción; los que buscan aprovechar la oportunidad para ver qué les toca; los que ya probaron y no quieren dejar de probar; los del medio, los que se esforzaron para para poder contar y nos son pobres, ni ricos, pero se sienten amenazados porque el sol sale para todos; los que dicen: a mí no me molesten, estoy conforme con lo que tengo, si no me dan, no me quiten, si en eso consiste llegar a ser igual; los que se dicen víctimas y son ahora victimarios; los que verdaderamente se esfuerzan por estudiar y los que simulan hacerlo y contradicen la definición oficial; los que dicen ser diferentes, pero en el fondo piensan igual; los que enarbolan la bandera de la libertad, pero quieren, por envidia y celos, encerrar a los que no les siguen la corriente; los que tropiezan y se vuelven a levantar, para volverse a tropezar con la misma piedra; los manipulados que manipulan; los que se van pensando que no pertenecen a este lugar.

Diverso es el mosaico cultural y lo ha sido siempre, a veces el color parece ser más armónico al cielo, y otras veces nos parece más ser la antesala del infierno.

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