Los países, en especial en desarrollo, deben extender cobertura, financiamiento, instrumentos y beneficios para atender necesidades específicas de los segmentos poblacionales, dando goce de derechos y nivel de bienestar, compromiso sin cumplir. Las personas migrantes, pocas veces visibles, son un reto global.
La migración es un proceso universal histórico. Pasado, presente y futuro; rasgos y retos sociales, económicos, culturales y políticos de América Latina se explican al entender la dinámica de migración, intra-extra regional. Sucesivas olas migratorias, voluntarias o forzadas, configuran el perfil demográfico. Por ejemplo, a Estados Unidos, inmigrantes de Sicilia llevaron la “cosa nostra”.
En un mundo globalizado, la migración desempeña rol central para el proceso de reproducción social, demográfica, económica y de estratificación socio-económica (de clases) Primero, porque tiene rol central en la complementariedad de la dinámica de la población de las regiones de origen, con la dinámica en los países de destino. Segundo, tiene doble efecto sobre la reproducción del capital. Por un lado, como proceso de transferencia de fuerza de trabajo y capital humano entre contextos de origen y destino y, por otro, origina flujo de remesas esenciales para la reproducción social de familias en su país de origen.
La migración muestra las diferencias y desigualdades. El trabajo del migrante se concentra en actividad ligada a la reproducción social y cotidiana de la población, vía trabajo doméstico y de cuidado. El flujo migratorio crece a fin del siglo XX, paralelo al ajuste de las economías locales por deuda externa, la reestructuración de la economía de países desarrollados, y tratados de libre comercio. A pobreza y/o subdesarrollo, se suman la dinámica de la economía global y vínculos históricos con países o regiones que se traducen en redes que establecen contactos y comunicaciones que llevan a la decisión de migrar. La reunificación familiar es un motivo (traslado de cónyuges y dependientes, miembros inmediatos y extendidos de los núcleos familiares)
En Latinoamérica, se traduce en el surgimiento de familias transnacionales, cuyo destino no es el reencuentro, sino la disolución al ocurrir intercambios familiares e intracomunitarios, cadenas transnacionales de cuidado informales, en las que se intercambian remesas y cuidados, dentro y fuera de los núcleos familiares.
La guerra civil motiva desplazamiento. Centroamérica es el caso durante 1980 y1990, con flujo considerable hacia México y Estados Unidos. Violencia, contexto social con elevada conflictividad e inseguridad pública, motivan flujo desesperado, urgente de migración en búsqueda forzada de mejor condición de vida, para evitar la violencia y el reclutamiento forzoso por el crimen organizado.
El estatus de migrante no deja ver una dolorosa realidad de pérdida de patria, de posesiones, de la propia vida, condición que se topa con políticas migratorias que no contemplan esta realidad. No hay organizaciones políticas, actitudes sociales y humanas que acoten la tiranía que prevalece en África y Centroamérica, que lleva a ciudadanos leales, nobles, que trabajan; a un estatus transitorio o permanente de esclavitud, pues aunque muchos de manera ilegal se establecen en algún país, por ejemplo Estados Unidos, son mano de obra.
Viven una realidad en el que no existen humana y socialmente. Crean en su nuevo lugar de residencia, capas sociales de resentimiento que difícilmente se insertan de manera correcta en la sociedad, mientras sus familias en su lugar de origen continúan sufriendo bajo la acción de crueles gobiernos.