La resistencia al cambio deriva de miedo a lo desconocido o por temor, real o infundado a perder beneficio. El aspecto visible de la resistencia al cambio es cómo percibe la persona dicho cambio; el trasfondo, la duda sobre su capacidad para enfrentarlo. El humano visualiza un futuro ante un cambio, en especial si no es elegido por él y se resiste a la posibilidad real o imaginaria de pérdida.
Ante el cambio que envuelve es frecuente que algunos grupos de la sociedad se estancan y asumen postura de, acá nada va a cambiar, en contraste con la persona que implementa el cambio de que debemos cambiar. En el caso de López, desde la presidencia del país, provoca cólera y enojo como respuesta para lidiar con la realidad, cuando los grupos sociales no pueden seguir negando el cambio que se implementa y se pone en marcha. No se les convocó, no se les consultó para ejecutar el cambio. Sus representantes políticos, respecto del poder ciudadano, los Legisladores, son incapaces de cumplir y ejercer el Poder que representan, continúan siendo comparsas del principal administrador del país. Una realidad que no cambia, dentro del plan de cambio de López.
Los que se niegan al cambio culpan a otros de lo que ocurrió y sienten injusticia, en realidad ellos mismos propiciaron el cambio pues en las urnas apenas 30 millones de mexicanos eligieron a López, el resto de electores no acordaron el tipo de cambio querían para su futuro y el de México, desperdiciaron la oportunidad de ser ellos los que ejecutaran con su voluntad, el cambio.
Para acabar con dicho enojo social, López deber dar información abundante, frecuente y consistente, lo que evita hacer con su manera de hablar confundiendo, diciendo hoy, negando mañana, para contradecirse pasado mañana. Lo vital es aclarar que lo grave es no cambiar muchos aspectos de la vida nacional como la corrupción, la impunidad y la alta tasa de criminalidad, como es deseo de la mayoría de los mexicanos y López no actúa para hacer realidad estos deseos. Hay regateo interno en el país para asimilar lo que representa la nueva situación, mi siquiera llegamos a la etapa de transición en la cual el cambio se acepta y poco a poco, el cambio gana adeptos. Los mexicanos ven a López cayendo en picada por excederse en palabras confusas acompañadas de inacción para generar el cambio fundamental que se desea para el bienestar social. La cólera social crece y seguirá aumentando conforme se afecten intereses básicos de bienestar como cierre de guarderías, cancelación del Seguro Popular y gastos catastróficos; reducir el presupuesto a la salud y a la educación; ese cambio, nadie lo desea pues lastima derechos humanos básicos.
Se vive en un estatus de vacío y desaliento, en etapa sin energía ni entusiasmo. México duda de su competencia, la autoestima es frágil y en el extranjero así lo aprecian. Acortar y aligerar esta etapa exige un líder íntegro, de credibilidad y presentar la visión clara de cómo lucirá el futuro. Sin visión coherente, compartida y sentida, la persona no encuentra sentido de propósito para el cambio. La visión es criterio que inspira y ayuda en momentos difíciles. El líder debe reforzar todo el tiempo y continuar capacitación para el cambio y sensibilización acerca de lo que está ocurriendo. Es distinto sentir que uno no va a poder lograr algo; creer que no lo va a lograr, que sentirlo, y que alguien diga, vas a salir adelante. La retroalimentación y el reconocimiento acerca de lo conseguido restauran la confianza pérdida.
El líder debe ser asertivo, empujador, reforzar logros, y reconocer resultados y el esfuerzo y por desgracia, López no es ese tipo de líder.