“No estás sola, yo te creo.” Una oleada de denuncias en las redes sociales contra la violencia de género en diferentes contextos ha despertado una gran parte de nuestra sociedad a tomar acción. El movimiento conocido como MeToo ha roto el silencio entre las mujeres víctimas de violación, abuso, acoso sexual y hostigamiento, entre muchos más. Es una plataforma que le ha ofrecido la valentía a mujeres a denunciar, y desde sus casos personales hacer un cambio en nuestra sociedad. MeToo cuestiona y busca poner un fin a la violencia machista permitida en los ámbitos laborales en nuestro país. MeToo es una revolución que cuestiona el poder del patriarcado que ciegamente se practica en la sociedad mexicana.
Pasaron décadas para que una mujer encontrara la valentía para denunciar su caso en las redes sociales. Y ahora que MeToo ha llegado a México, han salido a la luz, cantidades de historias de mujeres víctimas de violencia de género que siempre estuvieron en la oscuridad. Es alarmante la cantidad de instituciones que han sido señaladas por el acoso, por mencionar algunos partidos políticos, medios de comunicación, universidades, la Iglesia, entre muchos más. Incluso los mismos espacios que se considerarían los más prestigiosos en contra de la violencia de género han demostrado que buscan cualquier manera de ocultar una denuncia sobre algún integrante de su institución, con el fin de evitar un escándalo público que afecte su prestigio, y así ritualmente seguir permitiendo la violencia de género. Ante situaciones así, donde la víctima es ignorada y hecha menos, ¿cómo es posible que las mujeres se sientan seguras y cómodas en los espacios públicos, incluso en las escuelas o lugares de trabajo donde frecuentan la mayoría de su tiempo?
Por más que se pudo haber evitado llegar a este punto de violencia de género y acoso a la mujer, el movimiento MeToo es un parteaguas a exigir un fin al machismo institucionalizado que nuestra sociedad permite ciegamente. Con esto, las instituciones recibirán más presión para crear un protocolo contra la violencia de género que realmente si ponga un fin a estos actos.
Peor aún son las historias de mujeres que acudieron a las autoridades a pedir ayuda, pero fueron ignoradas. Con tan solo ver los datos, 6 de cada 10 mujeres en México, comentan haber sido víctimas de violencia de género, sin embargo, de todas las investigaciones realizadas solo 3% terminan en sentencias. Incluso cuando una mujer encuentra la fuerza suficiente para hacer una denuncia, se enfrenta con una infinita cantidad de preguntas para desacreditarla. No hacen falta las especulaciones: “No hay evidencia para comprobar su denuncia, ¿y si inventó la historia? ¿Y si la chica se quiere vengar? ¿No será que se lo buscó? ¿Cómo iba vestida?” Es impresionante la victimización que puede enfrentar una mujer al expresar el momento más doloroso de su vida.
Es importante que, como sociedad civil, se promuevan responsablemente las cuentas de MeToo en las redes sociales, y más que nada, se le den seguimiento a las denuncias de las mujeres que por fin encontraron el medio para contar sus historias. Es trabajo de los ciudadanos exigir que se tomen las acciones necesarias, no solo en las instituciones privadas, sino que también sean efectivas las denuncias levantadas en el ministerio público y procuradurías. Que no sea un movimiento de paso que en un año se olvide, al contrario, que cause un impacto para que realmente si se vea un cambio en la sociedad y en el Estado. Sin duda, había una urgencia por MeToo en México y por fin ha llegado, ahora la lucha por la eliminación de la violencia de género debe continuar.