Pasado el último segundo del año 2023, pensando que la sensación de pesadez corporal que me asaltaba se debía a que ya había rebasado la hora habitual para ir a descansar, me retiré del comedor, no sin antes observar la mesa en la que momentos antes departimos el pan y la sal, me senté en la sala y al relajarme un poco, me percaté que no era sueño lo que tenía, pues en mi mente aún había una actividad sobresaliente, cerré los ojos por un momento y me puse a meditar, logrando con ello dilucidar a qué se debía la inquietud que no me permitía consolidar el sueño, y esto era una conversación vía celular, que había tenido minutos antes con mi hijo, quien animado por las bebidas espirituosas me dijo con el corazón en la mano lo mucho que me amaba y externó sus buenos deseos para que mi situación personal mejorara, más, a pesar de la claridad de su comunicación, me dejó entrever un deseo que según él yo no había logrado cumplir durante mi vida, y que de alguna manera, a él lo entristecía; después de terminada la llamada telefónica me quedé pensando a qué deseo no cumplido se refería mi hijo, y como no podía dilucidar aquel dilema, decidí preguntarle a Dios, dirigiéndome a él de la siguiente forma: Padre mío y Señor mío, agradezco todo lo que soy, todo lo que tengo y todo lo que fluye de mi corazón para mantener la armonía con mis semejantes y mi entorno, teniendo para ello siempre la ayuda del Espíritu Santo, quien me guía y facilita, y cuando es necesario, frena mis impulsos mal intencionados; teniendo como mayor interés y fuerza el amor por mi prójimo;  Tú que me conoces mejor que nadie, auxíliame en el desconcierto que me inquieta. Pasado un minuto, sentí como mi cuerpo se estremeció por completo, acusando una debilidad y un frío inusitado, entrando en seguida un pensamiento sobre el tema en los siguientes términos: “He dicho que todo aquél que en mí crea será escuchado, yo estaré con él como mi Padre está conmigo, y todo lo que pidiese en mi nombre le será concedido, en tus oraciones me has pedido que te aleje de todo mal y que no te permita salir del camino por donde mi hijo Jesucristo camina, porque es prioridad para tu espíritu regresar a mi lado en la forma debida; ¿eso responde y resuelve  tu dilema? Te he llevado por el camino correcto, te he levantado cuando caes, he perdonado tus culpas aceptando tu fiel arrepentimiento y te alejado de todo mal, todo eso, manteniendo íntegra tu capacidad de discernimiento; no lamentes el no ir de prisa, porque siempre has llegado a donde has querido, has logrado obtener con esfuerzo honrado lo que tienes y has sabido vivir y servir con ello a tu prójimo; has amado más al espíritu que al cuerpo; has obsequiado sinceridad y fidelidad a quienes has escogido como amigos, y has ejercido una invaluable entrega a todo cuanto amas. Has hecho de la familia la prioridad de prioridades; más, es de reconocer, que todo ser humano no es perfecto, pero si perfectible de serlo, no te inquiete fallar o tener dudas, no te alarmen los momentos de ira o el coraje, porque todas estas expresiones son como las grandes tempestades, tienen un principio y un fin, y la calma regresará a ti, brillará mejor que nunca el sol de tus días, pero, sobre todo, amarás cada vez más todo lo que haces y fortalece a tu espíritu. Ahora despierta y descansa, porque yo estaré contigo hasta el fin de los tiempos”.

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